Unos turistas norteamericanos que navegaban ayer por aguas de Formentera a bordo de un chárter no olvidarán nunca el rescate casi heroico del que fueron testigos.
El capitán del barco, Joan Ribas, avistó en plena travesía un amasijo de redes y botellas a unos 150 metros de la embarcación que, en ese momento, estaba a dos millas al noroeste de Es Caló. Eran las 19.15 horas de la tarde y el capitán ya había puesto rumbo al Puerto de Ibiza para devolver a los turistas a tierra.
Pero vio una aleta. «En ese momento me di cuenta de que algo estaba pasando y dirigí la embarcación hacia las redes. Vi que había una tortuga enganchada y lo que más me llamó la atención fue que ella nadó hacia nosotros, como pidiendo ayuda porque seguro que llevaba días en superficie y sin poder comer», relata.
El impulso fue rescatarla a toda costa y se tiró a a cubierta para subirla a bordo. «Pero pesaba muchísimo y me fue completamente imposible», relata a Noudiari, todavía emocionado.
Ribas, en el vídeo, repite constantemente «tranquila, tranquila», al ver que el animal se revuelve y aletea. También pide ayuda para que tiren de él mientras intenta subirla a bordo sin éxito. Se trataba de un ejemplar realmente grande y muy pesado.
El patrón cogió una navaja multiusos para liberarla del palangre ilegal, hecho con botellas y redes, en el que se había enredado. No con poco esfuerzo logró cortar todas las cuerdas de la red y liberarla ante la mirada atónita de los turistas norteamericanos «que solo habían visto una cosa así en el National Geographic» bromea el capitán.
La tortuga, liberada, se sumerge inmediatamente hacia las profundidades probablemente en busca de alimento tras la horrible tortura de no haber podido sumergirse, no se sabe por cuánto tiempo.
Lo cierto que es el patrón actuó movido por las ganas de ayudar al animal pero los expertos recuerdan a Noudiari que, en estos casos, lo recomendable es llamar al 112 para intentar que sea personal especializado el que maneje a la tortuga en apuros.