C SEED no es para el común de los mortales una marca que se asocie a la producción de televisores, un hueco que en nuestra cabeza quizá ocupen las más mundanas Samsung, LG o Sony. Eso puede deberse a que la mayoría de residentes en la isla no dispone de 3 metros de sobra en el salón o la terraza para instalar este dispositivo que, una vez en marcha, despliega en 30 segundos sus cinco gigantescos paneles microled de 144 pulgadas gracias a un mecanismo que emerge del suelo. Este lujo, que facilita por unos minutos sentirse como un villano en una película de James Bond, es el que se han permitido en una casa de Sant Josep este verano. A pesar de que el fabricante no informa de los precios de sus dispositivos, una búsqueda por Internet nos devuelve algunas cifras: 298.000 dólares para el modelo que parecen haber instalado en Ibiza. Si el dinero o el espacio no es un problema, se puede aspirar al modelo superior, que se va a los 592.000 dólares y en lugar de 5 paneles son 7 los que se despliegan hasta alcanzar las 201 pulgadas.
Por supuesto, por este precio los dispositivos vienen cargados de todo: 8 millones de píxeles activos que permiten obtener un color negro perfecto, 4.000 nits y una tasa de refresco de 3,840Hz, además de un procesador para gestionar vídeo en 4k y lo que esté por venir en el futuro. «No hay otra tecnología igual que genere un espectro de colores con tanta precisión y fiabilidad», saca pecho el fabricante. El tiempo de instalación de este dispositivo en una vivienda va de 4 a 5 días, señalan.
La televisión situada en esta «villa», que parece estar disponible para el alquiler en varias páginas de viajes, es una de las que destaca en su material promocional este fabricante de tecnología de lujo austríaco, pero con un showroom en California. La empresa, que fue fundada en 2009 por dos antiguos ejecutivos de la exclusiva firma danesa Bang & Olufsen, se ha especializado también en la instalación de televisiones en yates. Sus clientes se encuentran repartidos en los puntos calientes del lujo mundial: Dubai, Bel Air o Beverly Hills en Estados Unidos y, ahora, que sepamos, en Ibiza.
Hasta aquí tuvieron ustedes la publicidad del producto para IMBÉCILES. Puesto que no deja de ser un televisor. Qué encima, cuesta en torno a medio millón de euros..
En este tipo de cosas se gastan el dinero que no les pagan a sus empleados y que también sacan en superávit de la venta de productos o servicios basura.
Basura como las cadenas de comida del maravilloso capitalismo neoliberal.
Sistema qué sólo sirve para criar a turbas ingentes de IMBÉCILES, que compran este tipo de productos o aspiran a ello, qué es hasta peor.. Mientras familias son desahuciadas y hay multitud de pobreza generada por estos desequilibrios.
Sí alguien se siente identificad@ u ofendid@ probablemente ya forme parte del club, el club de la palabra en mayúsculas.
Hoy te levantas pronto, no sé qué fantasmas se te han aparecido esta madrugada, pero ya te tomas el cafelito insultando y destilando algo que es muy insano, se llama ENVIDIA COCHINA.
Yo ni tengo ni tendré este artilugio, guarda los misiles por ahí. Entérate de una puta vez que existe gente que vive mejor que tu porque se lo ha ganado sin perjudicar a nadie.
Sin duda alguna eres el mejor presidente que podría tener el club.
Sé te esperaba por aquí, un buen lacayo nunca decepciona, todo bajo control..
Yo siempre seré el mejor en lo que me proponga, pero no sé de qué club me habla.
La presidencia del club de admiradores de Pol Pot jamás me la propusieron, y créame que gustosamente se la cedería a Vd.
El club de la palabra en mayúsculas, haragán.
Te metes siempre para embarrar y distorsionar la primera opinión.
A tí te parece normal hacer de un artículo en prensa local, un spot publicitario de una televisión para IMBÉCILES. Que de por sí sola, valga 333,3 cuotas de 1500 €, cuántas vidas tiene que trabajar una persona normal para pagar eso, Presidente?
Hola: «Yo siempre seré el mejor en lo que me proponga»!
Idò a veure si et proposes estar un parell pagès de setmanes sense opinar.
Grassis!
Otro que vive de mis impuestos y además me odia. Parásito…
Quién vive de tus impuestos, respétate indigente.
Ya hace años que había una de estas en la isla
Que sí, tu sigue defendiendo a estos que pagan un m** a sus empleados
oye, que si tú tuvieras pasta, comprarías las teles q t aptciera. Respecto a los empleados , nadie les obliga a trabajar si el sueldo no les parece bien. Un contrato tiene unos derechos . Q los defienda y punto .
Por otro lado , siempre ha habido ricos y pobres. Es lo que hay , y el sistema está así montado. El q tiene dinero gasta en lo q le gusta , y el que no , critica al que lo tiene y como lo gasta , sencillamente porque le jode. Y fin de la película aburrida de siempre .
Si no fuera por los jefes no habría puestos de trabajo , así que agradecidos de q puedan dar de comer , en lugar de criticar .
Y alguno ún tiene los Santos talytalyyameentienden de decir que yo embarro los debates y que soy Presidente de un club que no identifica……
Vale, lo dicho, la presidencia del club de admiradores de Pol Pot la cedería gustoso, y en el club de visitados en pesadillas de madrugada por espíritus malignos tampoco me interesa estar.