El fuerte temporal de mar que azotó la isla de Ibiza en la noche del jueves 3 de abril y que obligó a agentes de la Guardia Civil a arriesgar su vida para rescatar al capitán de un barco encallado en Cala Llonga, ha dejado una curiosa estampa en la playa de Santa Eulària donde ocurrieron los hechos.
El velero, de grandes dimensiones, ha quedado varado en la orilla. El mástil ha quedado destrozado y los restos, junto con otros enseres, han aparecido esparcidos por la playa.
La zona ha sido precintada y durante la mañana de hoy se han podido ver agentes de la Guardia Civil y un camión de gran tonelaje trabajando en el lugar. Por el momento no han informado de cuándo podrá ser retirado el velero.

Según informó la Guardia Civil, el incidente se produjo durante la noche del jueves, cuando la embarcación quedó a la deriva y encalló en la costa debido al fuerte oleaje. En su interior se encontraba el capitán, que se negó inicialmente a abandonar el barco pese al evidente peligro. Fue la Policía Local de Santa Eulària la que alertó a la Guardia Civil al observar la embarcación encallada y en una situación crítica, con el mástil roto y fuertemente golpeada por las olas.



Cuando los agentes llegaron, encontraron al capitán visiblemente aturdido y con la intención de arrojarse al mar. Ante la gravedad de la situación y tras darle instrucciones desde tierra, los guardias civiles se lanzaron al agua para rescatarlo.
Una vez en tierra firme, el hombre explicó que había sufrido un fuerte golpe en la cabeza a causa del oleaje y que había permanecido inconsciente durante varias horas, lo que explicaría su estado de desorientación. Fue trasladado al hospital Can Misses para ser evaluado médicamente.
Mientras se evalúan los daños y se decide cómo retirar la embarcación, Cala Llonga sigue recibiendo la visita de curiosos que se llevan la imagen del velero encallado.