Por R. B.:
Erika Lust es rubia, sueca y directora de cine porno para mujeres. Detrás de su sonrisa de Pipi Calzaslargas se encuentra uno de los cerebros más despiertos de la industria pornográfica, además de una mujer valiente que ha logrado abrirse paso en un mundo tan machista como el del porno con su propia productora, Lust Films. Tras dirigir cuatro largometrajes que han sido premiados en diferentes certámenes internacionales (Cinco historias para ellas de 2007, Barcelona Sex Project de 2008, Life Love Lust de 2010 y Cabaret Desire de 2011), Lust ha debutado en el mundo de la literatura con La canción de Nora (Espasa), una novela erótica parcialmente ambientada en Eivissa y escrita con frescura, grandes dosis de imaginación y, sobre todo, buen sexo.
Usted visitó Eivissa y Formentera hace más de diez años, cuando acababa de instalarse en Barcelona recién llegada de Estocolmo. ¿Cómo fue su aterrizaje en las islas?
Me impresionaron mucho. Suecia es un país frío con poca luz y más estricto en las formas. Imagínate cómo es llegar a un lugar totalmente opuesto. Con muchísima luz, calor, playa, alegría… Pero además, los paisajes me parecieron muy inspiradores, me transmitían tranquilidad y relajación. Guardo un recuerdo fantástico.
Parte de la trama de La canción de Nora está ambientada en Eivissa. ¿Qué vio en la isla que quiso retratar en su novela?
Belleza y, como te decía, una especie de oasis de inspiración: el mar, las calas poco transitadas, los colores, el calor, la gente…y la fiesta, claro!
Como experta estudiosa de estos temas, habrá detectado cómo algunas personas vienen a Eivissa para experimentar con su sexualidad, para atreverse a hacer lo que no osarían en sus lugares de residencia. ¿A qué cree que se debe el tándem formado por Eivissa y la libertad sexual?
En este caso creo que es clave la actitud con la que la gente va a la isla, especialmente en época estival. Esa mezcla de calor, playa y fiesta concentra a gente muy diversa de todas partes del mundo. Y entonces se mezclan culturas. Por ejemplo, Suecia es un país muy abierto sexualmente, así que si una sueca viene a Eivissa interactuará más o menos como está acostumbrada a hacerlo, así que ahí ya están aprendiendo unos de otros. Además, a Eivissa llega gente de perfiles sexuales muy variados: heteros, bi, gays, trans… Se junta la fama que ya de por sí tiene la islas, las ganas de probar cosas nuevas, con el verano (que siempre incrementa las ganas de sexo), con gente de todas partes del mundo con sus correspondientes costumbres y todo tipos de opciones, más fiesta, con la que se acercan unos a otros… Y así llegas a la máxima “lo que pasa en Eivissa se queda en Eivissa”.
Usted siempre ha luchado por la integración de la mujer en la cultura del porno, un ámbito eminentemente masculino. ¿Se ha logrado? ¿Se logrará?
Estamos en ello y hemos conseguido hacernos un hueco en poco tiempo. Pero aún así no es suficiente, sigue siendo una evolución lenta. Estamos llegando a mucha gente y, además, es un buen momento para el erotismo, gracias a la ola generada por la trilogía Cincuenta sombras. Pero no te voy a negar que sea complicado. Un campo con hombres a la cabeza desde sus orígenes, con un machismo imperante, es bastante cerrado y esta nueva perspectiva no es siempre bien recibida entre los directores, que creen que no hace falta una mirada femenina porque su porno es para todos. Y no es verdad. Es posible que se sientan amenazados por esta nueva corriente de mujeres directoras de un cine porno que cuenta una historia y que cuida los detalles y los deseos de las mujeres.
El porno masculino es machista por antonomasia. ¿Lo es también la industria al completo? ¿Resulta difícil para una mujer abrirse camino en este sector?
Como te decía, sí que podemos decir que, en general, es una industria bastante machista, que no ha modificado sus planteamientos desde sus orígenes, porque quizás hasta ahora no les había hecho falta. Nadie les había planteado que era necesario un cambio o incorporar la visión femenina en el sexo. Aún así, no están por la labor de aceptar esta necesidad. Y ese es uno de los motivos por los que es difícil abrirse paso dentro de la industria del porno tradicional. Pero no lo es hacerse un hueco entre el público porque, al fin y al cabo, nuestra obra es totalmente distinta.
¿Cuáles son las diferencias esenciales entre el porno para hombres y el porno para mujeres?
EL cine x hecho por hombres para hombres es porno, y el porno tiende a ser aburrido, feo y repetitivo. Yo hago películas con sexo, hechas desde una perspectiva femenina para un público femenino. Todo es diferente: los actores, el guión, el papel de la mujer, la decoración, la música, el sonido directo, la manera de rodar el sexo… Es como preguntarse en que se diferencia la revista Playboy de la revista Elle, en tantas cosas que casi es insostenible plantearse una comparativa.
Muchos encasillan su obra en la estela de la trilogía Cincuenta sombras, pero su protagonista no tiene nada que ver. Nora es decidida, valiente, independiente, fuerte… Mientras que la de las novelas de E. L. James tiene un carácter mucho más dúctil y vulnerable. ¿Cree que el fenómeno Cincuenta sombras ha abierto los ojos de las lectoras a la literatura erótica o, por el contrario, no hace sino ahondar en clichés antiguos?
Ha habido un boom de marketing alrededor de Cincuenta sombras de Grey y, lo sorprendente, ha sido que las mujeres hayan descubierto un género –la literatura erótica- que ya existe desde hace siglos. Incluso existía la erótica escrita por mujeres, que evidentemente al principio escribían con seudónimo masculino. Yo creo que el boom empezó porque corrió la voz de que había un libro con sexo y que era para mujeres… Y muchas mujeres descubrieron que se podían entretener con sexo y acercarse a un nuevo mundo de sensaciones físicas provocadas por las palabras.
Ahora bien, yo pienso que el porno y el erotismo en general son una industria muy masculina y muy machista, incluidas las Cincuenta sombras, aunque lo escribiera una mujer. Lo importante desde mi punto de vista es el erotismo donde la mujer no sea un simple objeto de deseo: no me gustan las princesas en busca de su caballero, no me gustan las historias donde el sexo nos es revelado como una gran verdad luminosa por hombres poderosos y fuertes, y nosotras alucinemos con esos machos misteriosos y dominantes. Yo quiero que el porno y la literatura erótica reflejen otros valores más actuales. Quiero un porno menos Disney y más indie.
¿Nos recomendaría alguna novela erótica con la que salpimentar una aburrida tarde de domingo? Y, de su producción cinematográfica, ¿de qué título se siente especialmente orgullosa?
Pues recomiendo La canción de Nora. ¡Tenéis que leerla! Y es perfecta para poner un poco de picante a una tarde de domingo. De mis películas recomiendo Cabaret Desire porque es la última y con cada obra que produces aprendes y mejoras para la siguiente. Por eso es genial verlas todas, para ver la evolución.
Lee aquí un avance de La canción de Nora de Erika Lust.