EFE / Los relojes volverán a adelantarse sesenta minutos en la madrugada de mañana domingo, 28 de marzo, y a las 02.00, hora peninsular, serán las 03.00, para dar entrada al horario oficial de verano, rodeado de polémica acerca de los beneficios reales de este ajuste que se produce dos veces al año.
Diversos expertos en la materia han defendido la necesidad de fijar una hora y mantenerla todo el año ya que diferenciar entre horario de invierno y de verano «podría tener sentido hasta hace cuarenta o cincuenta años pero no tanto ahora», según explica a Efe Ricardo Irurzun, de Ecologistas en Acción.
Para Irurzun, a raíz del último cambio horario «no hay forma de comprobar si se ahorra o no energía», ya que no existen estimaciones «de forma bien estudiada» en los últimos años al respecto.
Lo que sí está comprobado es que la variación de horas de luz que recibe el cuerpo humano afecta a su organismo y, aunque se adapta rápidamente a un cambio de este tipo, cuando se fuerza por razones ajenas a la biología «se produce una desregulación de los niveles hormonales» que implica, entre otras cosas, un descenso de la melatonina u «hormona del sueño», lo que afecta tanto al descanso como al rendimiento de la persona.
Así lo ha confirmado a Efe el experto en investigación neurovascular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Ricardo Martínez, quien también ha recordado que a las personas con trastornos psicóticos, como las que sufren de psicosis maniacodepresiva, «la primavera les sienta fatal, ya que su estado de ánimo empeora entre otras razones por tener más horas para pensar».
La Comisión Europea anunció en 2019 su intención de poner fin a estos cambios de forma definitiva, de manera que cada país europeo eligiera qué horario prefería para todo el año, y el Parlamento Europeo escogió 2021 como año de entrada en vigor de la nueva normativa.
Pero, igual que sucedió con muchas otras disposiciones, la crisis sanitaria y los confinamientos desde marzo de 2020 alteraron el calendario al generar un retraso importante en el debate y el proceso de regulación, de manera que no parece que este año vaya a ser el del adiós al cambio horario: de hecho, ya sabemos que el 31 de octubre recuperaremos los «60 minutos perdidos» al retomar el horario de invierno.
El nuevo cambio horario supondrá más horas de luz, y con la entrada del verano, más horas de calor, por lo que algunos expertos recomiendan para mantener una temperatura adecuada en los edificios la instalación de persianas y toldos, así como pérgolas en las zonas de jardín.
Asimismo, recuerdan la conveniencia de adaptar al horario de verano la iluminación existente en cualquier zona que esté programada.
En España la hora de verano se adoptó por primera vez en 1918 por razones económicas y políticas, a raíz de la escasez de carbón provocada por la Primera Guerra Mundial y para armonizar el horario con el de los países vecinos.