@Noudiari / El sindicato UOB ha dado voz a las familias y docentes que exigen que la conselleria de Educación pare la presión a docentes y familias de las islas durante la crisis sanitaria generada por el coronavirus y la consiguiente suspensión de clases.
Así, Unió Obrera Balear, sectorial de Enseñanza, exige a la Conselleria de Educación «que ordene el cese inmediato de la sobrecarga de trabajo telemático a docentes y familias».
«Inspectores y algunos directores, tal como ya denunciamos en mesa sectorial el 27 de marzo, continúan presionando para que los centros encarguen trabajos a los alumnos, sin consultar a los docentes ni ofrecer una plataforma de trabajo operativa, con el resultado que se le tiene que dedicar más tiempo que en una jornada normal de trabajo», denuncian.
A todo ello hay que añadir que muchos alumnos y familias no pueden seguir el ritmo de trabajo porque no tienen los medios o los conocimientos informáticos necesarios, cosa que acaba afectando el estado anímico de docentes y familias.
«Nosotros ahora haremos llegar públicamente a la presidenta Armengol lo que nadie le dice», subraya el sindicato, que denuncia que «se ha actuado con improvisación» y «sin pedir la opinión, una vez más, a los docentes» que son quienes conocen la realidad cotidiana de las aulas y están en contacto directo con el alumnado y las familias.
«Olvidan el factor humano y emocional»
Critican que se han enviado «unas instrucciones recargadas, elaboradas por tecnócratas de despacho fascinados por las nuevas tecnologías» pero «que se olvidan del factor humano y emocional, además de que tampoco dejan dejan claro cómo evaluar, con qué criterios y como acabará el curso», lamentan.
El sindicato considera que en este caso «se ha hecho una política de cara a la galería a base de proporcionar titulares a los medios de comunicación pero sin tener en cuenta la infraestructura informática de los centros ni tampoco las herramientas de las familias para acceder a la educación telemática».
«Ni la gran mayoría de alumnos y alumnas están preparados para dar clases on line, ni lo están muchos de profesores, ni las circunstancias de estado de alarma son las adecuadas y ni la mayoría de familias están en condiciones de acompañar los hijos», subrayan.
Otro punto importante es que los docentes están utilizando para trabajar «sus propios ordenadores personales y, lo que es más grave, los teléfonos privados para contactar con alumnos y familias con lo cual han roto la privacidad y la ley de protección de datos», denuncian.
Entre muchas otras cosas, el sindicato subraya que los máximos responsables de la Conselleria, Martí March y Antonio Morante, «impulsados por la obsesión de hacer méritos y de colgarse medallas ante la opinión pública», han querido transmitir una imagen «falsa», de normalidad y lo que han conseguido «es acabar saturando las familias con una sobrecarga de deberes, trabajos, exámenes y actividades para hacer a casa que va en contra del sentido común más elemental».
Nerviosismo, estrés y saturación
«El nerviosismo de las familias, ya saturadas, estresadas y desbordadas por la pandemia en sí, junto a la incertidumbre laboral, económica y el confinamiento obligado dentro de las casas» ha generado una situación de estrés que las familias han dirigido hacia los docentes porque no tienen línea directa con el conseller March. Ese estrés se ha materializado en preguntas sobre cómo se evaluará, que pasará con el curso, si continuarán las clases o hasta qué punto contará el trabajo trabajo a casa.
«El segundo trimestre ha acabado con un estado de nerviosismo, de estrés y un ritmo de trabajo insostenible tanto para docentes como para una gran mayoría de familias que ven muy difícil gestionar la complejidad de la situación extrema que vivimos», subraya el sindicato, que reclama que los máximos responsables de Conselleria «reconsideren la situación actual» sobre cómo afrontar el tercer trimestre y el final de curso, y que se abran a escuchar docentes y padres, «más allá del pequeño grupo escogido de 16 directores que los hace seguidismo con la intención de hacer méritos ante la administración», denuncian.
La verdad es que, seguramente, los profesores y maestros, la mayoría, se hayan desvivido estos días por nuestros hij@s,pero el grueso del trabajo se lo llevan las familias. Suponiendo un mundo ideal, 4G,conocimientos de informática, posibilidades económicas y pocas preocupaciones a parte de las clases de los niños, los padres tenemos que saber cómo enseñar a nuestros hij@s con los nuevos modelos de enseñanza implantados en la educación del siglo XXI. Yo, como una gran mayoría, estoy afectado por un ERTE (del cual no se el resultado, ya que la Administración está saturada y lógicamente no cobraré la segunda quincena del mes de marzo, seguramente, hasta el 10 de mayo ), y entonces tengo la posibilidad de dedicarle a mi hijo todo el tiempo necesario, eso sí, con mucha paciencia (debido a la diferencia entre la educación recibida por mi y la de mi hijo), pero después de agradecer sinceramente el trabajo a los profesionales de la Enseñanza, que no a las Administraciones, mi pregunta es la siguiente : qué pasa si por casualidad se dan por terminadas las clases presenciales y los padres tenemos la «SUERTE» de volver a nuestros puestos de trabajo, dónde hay que dejar a nuestros hijos, alguien está pensando en ello (se que existe la posibilidad, ya veremos en el futuro y en la práctica, de pedir a la empresa una reducción de jornada (menos nómina) o una ayuda a las Administraciones (saturadas/colapsadas). Y ya para terminar con el tema, si conseguimos poder trabajar todo el verano, qué hay de las tan recurridas Escuelas de Verano, cómo lo harán, cómo dar abasto a la cantidad de niños/familias que necesitan de estos Servicios (aforos limitados por el COVID-19?) ante la imposibilidad de conciliar vida laboral y familiar. Un ibicenco preocupado. Gracias.