Albert Cooper aseguraba en el libro Can Jordi Blues Station: 10 años de revolución cultural que Vicent, propietario del mítico bar y tienda de carretera, con su cálida y cercana relación con los artistas, había convertido todo lo que rodea a este local «en un asunto de familia». Como miembro destacado de esa gran familia, Can Jordi está hoy de luto y lo estará muchos días más por la muerte de Cooper a los 91 años. Mítico músico, hombre de carisma y miembro de ese club de los irreductibles bluesmen isleños, Cooper deja desde luego un gran vacío en la escena de la isla y en los corazones de sus amigos.
Otro de los lugares que deja huérfanos es el Racó Verd de Sant Josep donde periódicamente y casi siempre junto a Miquel Botja y sus Bluesmafia i es Saligardos se dejaban llevar por el blues y por la magia del momento.
Con 84 años, en 2017, cantaba y tocaba así en Can Jordi.
De origen británico, Cooper pasaba largas temporadas en Ibiza desde 1972 e incluso adquirió un apartamento en Cala Llonga.
En una entrevista en el desaparecido Última Hora Ibiza y Formentera con Julio Herranz, Cooper recordaba que llevaba dedicándose a la música, desde 1954. Es decir, que este año cumplía 70 años de profesión y hasta .
«Sus inicios como cantante fueron en la iglesia de su ciudad, Norwich, condado de Norfolk, Inglaterra, interpretando polifonías corales; más tarde, una cantante italiana, conocida como Black Ana, le introdujo en otros estilos (folk, pop, rock, jazz, boogie, blues…), a los que su potente y versátil voz se adaptaba con facilidad, para, finalmente, decantarse por el blues y el jazz», estilos que, con su banda, The Blues and Boogie Band, solía interpretar en el club que regentaba en su ciudad natal, escribía Herranz.
Y así lo explicaba él mismo en sus redes sociales: «Ahora, a mis 91 años, puedo reflexionar y decir que la música ha sido mi amiga y compañera cuando todo lo demás parecía perdido. Todo comenzó en 1942 cuando me uní al coro de la Iglesia de San Juan Bautista, un coro católico, donde mi voz fue entrenada por el Padre Antony Roberts, un músico brillante. Esto continuó hasta que me incorporé a la RAF en 1951 y estuve hasta 1953. Muy pronto descubrí el jazz y el blues a través de Black Anna y el pub The Jolly Butchers en Ber St, Norwich. Allí formé el primer grupo, y al poco tiempo dominé algunos acordes de jazz para convertirme en el compañero de canto de Anna durante muchos años. Luego, con mi hermano Tony, creamos el Jacquard Club, un evento semanal en un pub para promover música folk, blues, etc. Posteriormente, nos trasladamos a un nuevo local con la propiedad de un pub cerrado, que proporcionaba un lugar con licencia abierto siete días a la semana. Finalmente, ese lugar cerró y, desde entonces hasta hoy, sigo tocando jazz y blues. Entre todo esto tuve trabajos regulares: vendedor de sastrería, vendedor de alfombras, ejecutivo de publicidad, director creativo en una agencia de publicidad, director de marketing… Pero la música lo ha sido TODO».
El perfil más completo y toda la información sobre Cooper la ha recopilado el periodista Xescu Prats para la web Sant Josep és Música.
DEP.