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El músico Kevin Ayers ha fallecido a la edad de 68 años en Montolieu, en Francia, donde residió sus últimos años de vida. Fundador, cantante y compositor de la banda Soft Machine, Ayers residió en Eivissa en la década de los setenta, donde luchó contra su adicción a la heroína y compuso algunos de sus trabajos más destacados, como su primer disco en solitario ‘Joy of a Toy’.
Ayers es una de las figuras más influyentes en la historia de la psicodelia británica y ha sido encontrado muerto hoy en su casa, aunque las primeras informaciones apuntan a que habría muerto dos días atrás. Soft Machine, su banda, formó parte de la llamada ‘Canterbury Scene’ y le debe su nombre a la novela homónima de William Burroghs, a quien pidieron permiso antes de establecer su nomenclatura.
Tras abandonar Soft Machine en 1968, Ayers trabajó con un gran número de artista como Brian Eno y Mike Olfield, y lanzó 17 álbumes en solitario como el mencionado ‘Joy of a Toy’, ‘The Confessions of Dr Dream and Other Stories’ y ‘Falling Up’. Nacido en la Herne Bay, en el distrito británico de Kent, Ayers se crió en el este de Asia, donde estuvo al cargo de su padre adoptivo, un oficial de distrito de la Malasia británica. El músico conoció a sus futuros compañeros de banda en el Simon Langton Grammar School, en Canterbury, donde se juntaron Ayers, Robert Wyatt y Mike Ratledge. De hecho, fue en una de las fiestas ofrecidas por Ayers, en 1973, cuando Wyatt, en estado de embriaguez, se cayó de una ventana y se quedó paralítico.
Ayers falleció en su casa y le sobreviven sus dos hijas, Rachel y Galen, así como su hermana Kate.