The New York Times ha dedicado un amplio reportaje a las reaperturas de las discotecas de Ibiza tras el largo parón de la pandemia.
Firmado por Tomas Rogers y con fotos de Samuel Aranda, el reportaje afirma que Ibiza “recupera el tiempo perdido”.
El periodista ha visitado las reaperturas de locales como Amnesia, Pachá o Ushuaïa “para el comienzo de la primera temporada de discotecas de la isla en tres años, y la multitud —incluidas muchas mujeres en bikinis con borlas y hombres musculosos y bronceados— parecía decidida a recuperar el tiempo perdido”.
Recoge testimonios como el de una chica que dice: “Significa un nuevo comienzo: para disfrutar de la vida, disfrutar de nuestra libertad y emborracharnos”.
Rogers también ha hablado con un joven español de 20 años que acababa de cumplir 18 cuando llegó la pandemia, lo que hundió sus expectativas de salir de noche. “Todos me decían que había perdido los mejores años. Aquí está la fiesta, el after-party, el after-after-party. Estoy aquí para recuperar el tiempo perdido”, asegura.
El reportaje recuerda que, aunque la pandemia aún no ha terminado, y en cualquier momento podría aparecer una nueva variante para arruinar la diversión, “los clubbers de Europa parecen listos para revivir los días en que nadie había oído hablar del Covid-19”.
También da algunos datos económicos como que antes de la pandemia, el 45 por ciento del producto interno bruto en las Islas Baleares provenía del turismo, “para el cual las discotecas son un gran atractivo”. “En la primera mitad del año pasado, el gasto turístico en Ibiza y la cercana isla de Formentera fue menos de un tercio de los niveles previos a la pandemia, según el Instituto de Estadística de las Islas Baleares”, añade el medio.
También recuerda que, de los clubes más importantes de la isla, solo Privilege no tiene planes de reabrir este verano, como avanzó Noudiari.
De Pachá afirma que ha sobrevivido por un préstamo de 18 millones de euros del Fondo de Recapitalización del gobierno y también porque funcionaron bien otras ramas de su negocios como restaurantes y otros.
En su visita a Pachá destaca que en la sección VIP se paga hasta 25.000 euros por una mesa y recoge otro testimonio: “Antes se trataba mucho más del dinero y la bebida; ahora se trata mucho más de la libertad y disfrutar de la música”.
El reportaje también hace un un recorrido por impacto que la pandemia ha tenido en locales de ocio nocturno de París y de Berlín.