@LauraFArambarri / El congreso Vívete ha sido todo un éxito en Ibiza. Esta mañana han hablado Juan Pablo Escobar y, antes, Irene Villa, periodista y deportista que con doce años perdió las dos piernas y varios dedos de la mano izquierda a causa de un atentado de ETA, que colocó una bomba en el coche de la madre, funcionaria de la Dirección General de la Policía, y lo hizo detonar cuando la llevaba al colegio.
Villa sorprendió al auditorio, compuesto mayoritariamente por chicos y chicas de los institutos de Ibiza, al mostrar sin reparo las impactactes imágenes de cómo quedó su cuerpo, completamente mutilado y desgarrado, tras la bomba, pero, sobre todo, por su relato de perdón hacia quienes le hicieron sufrir tanto y por su vida de superación constante.
Muchos asistentes no pudieron contener las lágrimas al saber que su madre, que había perdido una pierna y un brazo, gritó: ¡Está viva! ¡Esta viva! en la cama del hospital saber que su hija no había muerto en el accidente, como todo parecía indicar por la gravedad de las heridas.
Villa aseguró que lo primero que le dijo su madre y que se ha convertido en su mantra fue: «Hija, esto es lo que hay y con esto tenemos que vivir toda la vida». Una frase de aceptación que le hizo pensar que «solo puedes florecer el día en que aceptas que eres lo que eres». De modo que se hizo a la idea de que había nacido sin piernas y decidió ser fuerte.
Lo que peor llevó en su momento fueron las miradas de pena de los demás. Pero eso también lo superó: «No me importa cómo me vean los demás sino como me vea yo», dijo.
Villa reconoció que no todo han sido buenos momentos a lo largo de estos años. Lo pasó especialmente mal después de una operación que le provocó una seria infección. «¿Va a conseguir una bacteria lo que no logró una bomba?», se preguntó a sí misma. Finalmente no solo salió de esa sino que consiguió grandes logros deportivos y una familia de la que está orgullosa.
«El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional», dijo y añadió que una de las lecciones más importantes de su vida ha sido darse cuenta de que no sirve de nada buscar culpables o venganza. «Si quieres ser feliz para siempre, perdona, no te vengues» porque «no perdonar te ata para siempre a la persona que te ha hecho daño».