José María de Lamo / Una nueva borrasca se ha cebado con la zona del Camí de Cap Negret y Cala Gracioneta. En este caso, y 3 meses después de la primera borrasca que devastó la zona, ha sido Gloria quien ha dañado esta área de Sant Antoni. Y uno de los principales damnificados, aunque con daños afortunadamente no excesivamente graves, ha sido el restaurante estrella Michelin ‘Es Tragón.
El fuerte viento que afectó a lo largo de esta madrugada y esta mañana el municipio de Sant Antoni ha provocado la rotura de un muro, la caída de un poste de iluminación, la caída del cartel de entrada al parking del establecimiento y la rotura de un enorme pino, cuya mitad superior a punto estuvo de caer sobre el edificio contiguo al restaurante.
Además del establecimiento galardonado con una estrella Michelín, también volvió a sufrir daños, en este caso de menor cuantía que durante la borrasca del mes de octubre, la urbanización Stella Maris. Desde aquel fatídico día, según ha explicado la propietaria de una de las viviendas, Verónica Torres, cada día de viento o de lluvia ha sido una pesadilla que ha obligado a su familia a pernoctar fuera del domicilio cuando se pronosticaba mal tiempo.
“Desde el último temporal un pino del jardín, de alrededor de un metro de diámetro, quedó medio partido y totalmente inclinado sobre la vivienda”. En esos días, comenta la propietaria, dieron parte al seguro para que se hiciera cargo de la total retirada del árbol, “y a partir de ahí todo ha sido y sigue siendo un viacrucis”. “Al principio todo eran buenas palabras y colaboración por parte del seguro”, relata Torres, “hasta que nos pidieron un presupuesto del coste de la retirada del pino y el arreglo de otros destrozos que provocó el viento en la casa”.
Al considerar muy elevado el precio de la operación, la compañía de seguros optó por enviar a un perito para que realizara su valoración. “Aquí es donde empezó todo a liarse, ya que durante más de 20 días tuvimos que reclamar telefónicamente la presencia de este profesional ante la paulatina caída del pino y la imposibilidad de hacer frente por nuestros medios a su retirada”.
Una vez pasado este tramite, la aseguradora envió a una empresa de su confianza para que hiciera su presupuesto y se hiciera cargo de los trabajos. “Sin embargo”, explica Verónica, “estuvimos semanas sin saber nada ni de la empresa ni del seguro, hasta que pasadas las navidades, y dado el mal tiempo que está haciendo este invierno, empezamos a reclamar telefónicamente a diario”. Unas reclamaciones que, a día de hoy, no han tenido ninguna respuesta por parte de la aseguradora mientras que el pino, día tras día, cae más sobre la vivienda. De hecho, de madrugada, y dado el vendaval y la lluvia que azotaba la zona, optaron por abandonar la casa por miedo a que finalmente el pino cediera. Afortunadamente esto no ocurrió “pero calculamos que se ha inclinado unos 20 grados más sobre la vivienda, además de romper dos muretes del jardín al elevarse las raíces y parte de las escaleras comunitarias de la urbanización”, concluye Torres, que espera que a raíz de este nuevo episodio el seguro cumpla de una vez por todas con su responsabilidad “antes de que le pase algo a la casa o a algún miembro de mi familia”.