NouDiari / El Pleno del Ayuntamiento de Santa Eulària ha aprobado esta mañana por unanimidad la concesión de la Medalla d’Or del municipio al colectivo de pescadores profesionales de la Confraria de Pescadors d’Eivissa.
Además, han aprobado los premios Xarc para los hermanos Vicent y Xicu Bufí por su labor de recuperación y mantenimiento del ball pagès; Alba Pau, como activista social; la artesana Núria Costa Reverter; Mariano Guasch Marí (Mariano de Can Rocas), promotor de la actividad musical en Sant Carles y a la tienda centenaria de Can Pascual, en Jesús
El máximo reconocimiento del Ayuntamiento recae en «la media docena de profesionales del sector pesquero que actualmente mantienen su actividad».
Un premio que hacen extensivo a todos aquellos pescadores que, a lo largo del tiempo han dedicado su vida al mar.
El pueblo de Santa Eulària «ha definido su personalidad a través de los años gracias a dos sectores de actividad: el agrario y el pesquero. Mientras el primero mantiene una gran número de miembros, el segundo está en declive, a pesar de que los miembros de este sector en activo representan un sector económico y profesional de gran relevancia ligado al consumo de producto de kilómetro 0, de gran calidad y con un papel importante para preservar la biodiversidad natural de nuestras aguas», destaca el Consistorio.
En la actualidad, «los pescadores profesionales del municipio son escasos pero son herederos de un oficio tradicional y artesanal con un fuerte vínculo con nuestro patrimonio cultural, gastronómico y social, que con el paso del tiempo y la evolución sociocultural de la isla, han sufrido un fuerte descenso por falta de relevo generacional».
Premios Xarc
Por otra parte, el primero de los premios Xarc sería para los hermanos Vicent y Xicu Bufí. «Naturales de es Puig d’en Valls, son propulsores y defensores de nuestro patrimonio histórico y cultural de Ibiza», destacab. Considerados como mestres balladors, cantadors i sonadors, fueron los fundadores de la Colla de Ball Pagès de Santa María y han impulsado también diferentes iniciativas relacionadas con la cultura tradicional.
Por su parte, Alba Pau vino a Ibiza en los años 70 y es propietaria del restaurante Can Pau de Santa Gertrudis, aunque el reconocimiento se le ofrece «por su trabajo durante muchos años de manera siempre desinteresada y altruista para ayudar a diferentes asociaciones que se dedican principalmente a ayudar y trabajar con niños con necesidades especiales y a la visibilización y apoyo a estas asociaciones».
Núria Costa Reverter, natural de Jesús y miembro de la Colla de l’Horta, inició su actividad como artesana en 1996 cuando se apuntó a su primer curso de alpargatas. «A lo largo de los años siguió con esta actividad hasta que en 2015 consiguió la carta de artesana. Además de dedicarse a la recuperación del oficio de fer espardenyes, también ha colaborado en la recuperación de la elaboración de la tela de burell para confeccionar la gonella negra«, destaca el Consistorio.
En el caso de Mariano Guasch Marí (Mariano de Can Rocas) el premio se ofrece a título póstumo. Natural de Sant Carles, ha sido una persona muy ligada a la Parròquia y dedicó su vida a mejorar culturalmente y socialmente la localidad, impulsando y colaborando activamente en muchas iniciativas como por ejemplo el Festival Internacional de Música y el Concurso Internacional de Piano. En los años 80 y 90 promovió iniciativas como Los locos de Sant Carles y la Música, «que facilitó en gran medida que los niños y las niñas del pueblo pudieran adentrarse en el mundo de la música y fue refundador del Coro Parroquial, del que fue presidente». Fue, además, miembro de la Asociación de Vecinos, del Club de Majors y colaboró activamente en la organización de las fiestas patronales desde los años 60.
Por último, la tienda Can Pascual es un negocio familiar considerado una de las tiendas más emblemáticas del pueblo que en el año 2019 cumplió sus 100 años. «El hecho de tener unas de las primeras radios del pueblo hizo que fuera punto de reunión social entre los vecinos. Igualmente, tuvo uno de los primeros teléfonos y fue punto de recepción del correo, convirtiéndose en un espacio esencial del día a día del pueblo. Incluso fue lugar de custodia de un juego de llaves de la iglesia y del cementerio», recuerda el Ayuntamiento. El negocio ha ido evolucionado y creciendo con el paso del tiempo «adecuándose a las necesidades de los clientes pero sin perder la esencia de tienda de pueblo regentada en estos momentos por la tercera generación de la familia Pascual», concluyen.