Durante la Semana Santa publiqué un artículo sobre la procesión de Viernes Santo que se celebraba de forma esporádica desde el siglo XIX en la iglesia de San Telmo de nuestra ciudad, única manifestación religiosa de esta clase a la que la guerra civil puso fin de forma brusca por el ensañamiento de revolucionarios contra esta iglesia, a la que destruyeron la bóveda, baldosas, gradas y azulejos junto con su retablo, las veneradas imágenes de San Sebastián, de la Virgen Dolorosa, de la Virgen del Buen Aire y del Cristo de la Buena Muerte, entre otras, que fueron quemadas en mitad de la plaza de San Telmo. Durante la guerra civil el ejército nacional construyó, en 1937, un refugio en el espacio interior de las ruinas de esa iglesia para el vecindario.
Aquella vieja iglesia marinera se había construido en fecha indeterminada entre los siglos XV y XVI, si bien fue durante el siglo XVIII cuando se amplió gracias al apoyo económico de los gremios de marineros y barqueros. Esos mismos patronos costearon la construcción de un bonito retablo barroco con las imágenes de El Salvador, San Telmo, la Concepción de la Virgen y una imagen de un Cristo en el sepulcro, que debía colocarse en una vitrina a los pies del altar mayor. El constructor del retablo fue el valenciano José Navarro y el dorador del mismo, el también valenciano Batista Sueca. El trabajo de construcción de ese retablo duró 3 años y fue inaugurado y bendecido el día 8 de diciembre de 1731.
De esa iglesia salía ya, en 1881, una procesión del Corpus Christi, que se celebraba el domingo siguiente a la tradicional procesión del jueves del Corpus que se celebraba en Dalt Vila, procesión aquella a la que asistían, desde sus inicios, sonadors payeses delante del palio, y que se conocía como el “Corpus de la Marina”, manifestación que se celebró hasta la década de 1970.
Fue durante el verano de 1942 cuando se comenzó a derribar la vieja edificación para proceder a la construcción de un nuevo templo, que es el conocemos ahora, según proyecto realizado por el arquitecto de la Diputación Provincial, José Alomar, al parecer inspirado sobre un dibujo del pintor ibicenco José Tarrés Palau. La construcción del nuevo templo ascendería a más de 400.000 pesetas de aquella época. Desde el año 1945, se hicieron cargo de la parroquia una comunidad de frailes carmelitas, que la regentaron hasta el año 2016.
El jueves, 17 de abril de 1947, el Obispo Administrador Apostólico de Ibiza, Antonio Cardona Riera Frit, procedió a la consagración del templo y del altar en una función religiosa celebrada a las once de la mañana de aquel día. Por la tarde, a las seis y media, se celebró una solemne procesión para trasladar el Santísimo bajo palio desde la iglesia de Santo Domingo a la nueva iglesia de San Telmo, pues todos los parroquianos de la Marina tuvieron que asistir, desde 1936 a 1947, a la iglesia de Dalt Vila para funerales, bodas, comuniones o bautizos como sustituta de la de San Telmo. Aquella procesión fue seguida por un gran gentío, pues todas las tiendas de la Marina y Dalt Vila habían cerrado una hora antes para poder asistir a dicho acto.
No faltaron a la procesión nuestras primeras autoridades, la banda municipal de música, una escuadra de sonadors y caramellers y representantes e integrantes de todas las cofradías de la ciudad, pues la iglesia de San Telmo era y siguió siendo durante muchos años la más concurrida y popular de la ciudad. El vecindario levantó arcos adornados con adelfas en la calle que daba entrada a la iglesia, además de festejar la inauguración de la nueva iglesia con tres días de fiesta en la plaza de la misma con rifadoras, bailes folklóricos y actuaciones de la rondalla La Afición. Hace años que esta iglesia ha dejado de ser la más concurrida y popular de la ciudad, pues la despoblación de los barrios de la Peña y la Marina la han vaciado de feligreses.
Por Juan Antonio Torres