La fiesta del nacimiento de San Juan Bautista, se celebra el 24 de junio, desde el siglo IV, con numerosos actos en diversas partes de Europa y América Latina, siendo lo más popular el encendido de hogueras durante la noche anterior.
Dicen unos que esta fiesta con hogueras viene de culturas anteriores al cristianismo para celebrar el solsticio de verano, época que comienza el día 21 de junio de cada año. Otros dicen que las hogueras que se encienden durante la noche de San Juan es un mensaje que tiene que ver con el simbolismo religioso: el nacimiento de Jesús se celebra cada 25 de diciembre, cercano al solsticio de invierno, el día más corto del año; el nacimiento de San Juan es el 24 de junio, alrededor del solsticio de verano, el día más largo. Así, después de Jesús los días van a más y después de Juan, los días van a menos hasta que vuelve a nacer el sol.
En nuestra ciudad, tenemos noticia de la celebración de la fiesta de San Juan Bautista desde el siglo XV con diversas carreras, según nos escribe Isidor Macabich en su Historia de Ibiza. En las cuentas de la antigua Universidad de Ibiza figuran gastos para los trofeos que se entregarían a los ganadores. Las carreras eran de diferentes tipos: con caballos grandes; con caballos pequeños; de hombres casados; de hombres solteros; con mulas; con burros, y de cautivos moros. Estas carreras debieron durar varios siglos hasta que desaparecieron, probablemente, durante el siglo XVIII, si bien las hogueras fueron un medio de disfrute nocturno en la vieja ciudad de Ibiza durante las fiestas de proclamación de los reyes borbones, ciudad que se acababa en aquel tiempo en la actual calle Montgrí y que se extendió, desde mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, hasta el paseo de Vara de Rey.
A finales del siglo XIX es cuando aparecen en nuestros periódicos referencias a dicha fiesta en nuestra ciudad durante la noche de San Juan, con hogueras y disparo de cohetes, petardos y disparo de armas cortas, siempre prohibidos. Como muestra, lo que escribe el semanario El Ibicenco, del 29 de junio de 1890: «Por orden del señor Alcalde constitucional de esta ciudad queda prohibido disparar cohetes borrachos, de trueno y piulas paulas. Los que los disparen serán llevados á la cárcel y se les aplicará la ley».
Dando un salto en el tiempo, a principio de la década de 1920, se habla del encendido de hogueras con grotescos muñecos y gran animación por las calles con músicas de rondallas, a la par que, en el puerto o en Vara de Rey, se organizaban verbenas. En 1923, la animación aumentó gracias a la presencia en la ciudad de la Banda de Música del Batallón de Cazadores, banda que marchó de la isla en 1925. Este mismo año, el Club Deportivo Ibiza organizó una gran verbena para la noche de San Juan en el campo de fútbol de Sa Palmera a beneficio de la Cruz Roja, verbena que fue un gran éxito y que estuvo amenizada por un organillo, una rondalla y varios gramófonos para que se pudiera bailar, a la par que el Ayuntamiento prohibía las hogueras por toda la ciudad, decisión muy criticada e impopular y que motivó dejar en suspenso tal prohibición, siendo numerosas las hogueras que se pusieron por toda la Marina y Sa Penya, así como una en la Plaça de Vila. El año 1931, es la primera vez que el periodista del Diario de Ibiza nos hace saber que en el campo se vieron fogatas, noticia que se repite en años posteriores.
La guerra civil truncó la celebración de la Noche de San Juan y no se recuperaron las hogueras hasta 1945. El Ayuntamiento de la ciudad animó a los vecinos a instalarlas, previa petición de permiso a la guardia municipal, y ofreció tres premios para ello. A partir de ese año, las hogueras se transformaron en modestas fallas hasta convertirse con el tiempo, algunas de ellas, en obras de arte fallero.
De nuestra memoria, se distinguieron en la realización de fallas en nuestra ciudad, desde 1950, Joanet de la Trini en las fallas de sa Carrossa en Dalt Vila; los dueños de la tienda Can Matà en las fallas de las calles de la Cruz y Castelar; Alícia Campos y Maria Arnava en la plaza del Parque; Ginés y Pascual en la calle d’Enmig; Juanito de na Cància, Salvador Petit, Paco Pujol, Juanito Vich y el adolescente Pepe del Bisbe en la Plaza Drassaneta y La Peña. Con el tiempo, la ciudad fue creciendo más allá del Paseo de Vara de Rey y, en la zona de la escuela Graduada, cerca de la avenida de Isidor Macabich, Pepe del Bisbe y los hermanos Gerardo y Toni Jordi fueron los que se encargaron, durante las décadas de 1970 a 1990, de montar y organizar unas multitudinarias fallas y fiestas de la Noche de San Juan, algunas veces en colaboración con el Ayuntamiento, mientras ya habían desaparecido las celebraciones en los barrios más tradicionales de la ciudad.
Las hogueras de San Juan fueron las fiestas más populares y participativas de todas las que se celebraban en Ibiza, esperadas con ansiedad por niños y adultos por la mucha diversión asegurada, a pesar de los sustos que producían los muchos petardos que se disparaban a los pies de la gente.