La inversión en tecnología e infraestructuras hídricas por parte de Facsa, en el municipio ibicenco de Sant Antoni ha revertido en el ahorro de 68.284 m3 de agua desde 2020 al cierre de 2022, lo que equivaldría a 23 piscinas olímpicas.
Fruto de esta apuesta, el indicador de rendimiento del municipio ibicenco se sitúa ahora en el 87’72 %, lo que se traduce en una pérdida de agua suministrada del 12 %. “Aunque implica unos resultados manifiestamente mejores que en 2020, nos marcamos como prioridad seguir reduciendo esta ratio y mejorando el rendimiento de la red de distribución de agua de Sant Antoni del Portmany”, afirma el jefe de servicio de la empresa de Aguas, Luis Miguel Redondo.
Por su parte, el alcalde de la localidad, Marcos Serra, añade que “el Plan Hidrológico de Baleares marca como objetivo para 2027 que las pérdidas de agua de los municipios no superen el 17 % del suministro, por lo que, en nuestro caso, no solo hemos alcanzado esta premisa sino que la superamos en cinco puntos porcentuales cinco años antes de lo previsto por el Plan, con el ahorro que ello implica tanto económico, como relativo al impacto medioambiental, y las posibilidades de mejora que dibuja para el próximo lustro”.
Sin embargo, estos resultados contrastan con el promedio balear que ha registrado pérdidas del 32 % del suministro de agua potable en 2022. Una de las iniciativas que ha otorgado un muy buen resultado ha sido la implicación de los usuarios del servicio, que han compartido datos a través de los más de 1.600 contadores inteligentes instalados entre los abonados y las abonadas, y que han permitido anticipar grandes incidencias y un mejor control en tiempo real del suministro.
Entre las últimas actuaciones, cabe destacar la renovación de la red de abastecimiento de agua potable y saneamiento del casco antiguo, en concreto, en los tramos correspondientes a las calles Santa Agnés, Cristófol Colom y Sant Mateu, que quedarán finalizadas en marzo de este año. Así, el consistorio continúa reforzando la eficiencia y sostenibilidad del servicio municipal de aguas, “un área de especial relevancia teniendo en cuenta que los recursos de la isla de Ibiza son muy limitados debido a la escasez y sobreexplotación de los acuíferos subterráneos. Además, la producción y distribución del agua procedente del sistema de desaladoras de agua de mar, que aporta aquellos caudales de agua que no pueden suministrar los acuíferos- es muy costosa energética y económicamente”, explica Serra.
Todo ello, unido al crecimiento permanente de la población, hace que la optimización del aprovechamiento del agua en las redes de distribución municipal “no sea una opción sino una necesidad”, concluye el alcalde.