EFE / Las baterías de litio con altas capacidades y velocidades de carga y descarga son «muy seguras» más allá de incidentes puntuales como el incendio ayer de un teléfono móvil en el interior de un avión todavía en tierra en Barcelona y con dirección a Ibiza cuya causa habría sido probablemente algún desperfecto o golpe en su carcasa.
Así lo ha explicado hoy el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Ricardo Jiménez, del Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid, tras insistir en lo seguras que son estas baterías teniendo en cuenta su uso tan habitual sin apenas incidentes.
Según la compañía Ryanair, responsable del vuelo, el incidente se produjo en el aeropuerto de El Prat de Barcelona, al incendiarse una batería externa de un teléfono móvil, y las llamas fueron extinguidas por la tripulación una vez que los pasajeros ya habían salido del avión, cuyo destino era Ibiza.
Como recomendación al usuario para evitar casos similares, el investigador del CSIC propone que se apague la batería cuando se caliente demasiado, es decir, que se desenchufe o se pare la carga para que no siga demandando corriente.
Las baterías de litio de alta capacidad y alta velocidad de carga y descarga se basan en electrolitos líquidos, que son compuestos orgánicos que pueden arder si existe alguna fisura desde donde reciben humedad y terminan calentándose de forma excesiva.
Cuando la carcasa plástica que protege la batería se mantiene bien, no tiene por qué pasar nada, simplemente se calienta, se estropea o se degrada pero no llega a arder; eso ocurre, sin embargo, si se rompe o se sobrepasa mucho la temperatura y se genera un punto muy caliente capaz de perforarla o romperla.
Las cosas se habrían complicado con el último incidente si se demandó mucha carga de repente a la batería, probablemente defectuosa por algún problema de ensamblado, de sellado o algún golpe.
Recuerdo del Galaxy Note 7
El incidente trae a la memoria los repetidos casos de combustión del Galaxy Note 7 de Samsung por culpa de su batería fija como demostró más tarde una investigación el año pasado.
Samsung paró la producción y venta del terminal tras el fiasco de intentar lograr una pila de muy larga duración minimizando al máximo su tamaño pero que se acababa quemando y que le causó una pérdida operativa de más de 4.600 millones de euros.