EFE / La introducción de sistemas de elevación en las camas de los hoteles reducen en global los accidentes de las camareras de piso en más de un 50 %, según un estudio de Melià sobre La cama elevadora como apuesta para la mejora de las condiciones ergonómicas del departamento de pisos.
El estudio se ha presentado este viernes en el hotel Meliá Palma Marina, donde hace 21 años que las camas son elevables, y donde la presidenta del Govern, Francina Armengol, ha dicho que el 27,25 % de todos los accidentes laborales registrados en la hostelería en Baleares en 2019 lo sufrieron las camareras de piso (las llamadas kellys).
El 35,11 % de los accidentes tuvieron como causa los sobreesfuerzos, con la zona dorsolumbar como la zona lesionada con más frecuencia.
El conseller de Modelo Económico, Turismo y Trabajo, Iago Negueruela ha dicho que al trabajar con una cama sin sistema de elevación «se tiene que hacer 8,43 veces más esfuerzo», y ha recalcado que esa reducción del 50 % de los accidentes laborales respalda la decisión del Govern de que sea obligatorio que los hoteles se doten de camas elevables, como incluye la reforma de la Ley Turística.
«Es un dato que justifica por si solo la medida que estamos implantando», ha dicho Negueruela.
El vicepresidente y consejero delegado de Meliá Hotels International, Gabriel Escarrer, ha explicado que las camas elevadoras están «en el ADN de la compañía» y el hotel Palma Marina fue el primero en todo el mundo donde se implantaron hace 21 años, en un principio con un mecanismo «un poco rudimentario basado en muelles», luego con un sistema hidráulico y últimamente eléctrico.
«Lo hacemos por convencimiento», ha dicho Escarrer, que considera que el principal activo de la compañía son sus 49.000 trabajadores de la familia de Melià
Ha indicado que es una medida que «ayuda mucho al bienestar» y tiene un retorno por menos bajas del personal de pisos y «algo que es difícil de medir pero es palpable, como es el bienestar social, que hace que los empleados tengan mayor sentido de pertenencia a una compañía que cuida el bienestar de sus colaboradores».
Escarrer ha concluido que introducir este tipo de camas «ha sido una experiencia estupenda».
Que vengan ahora los otros a decir que son peligrosas porque se pueden aplastar los brazos. Sinvergüenzas.