EFE / Las olas de calor, como la vivida en gran parte de Europa occidental en la última semana de junio, ocurren con una frecuencia diez veces mayor que hace cien años, según un informe europeo que señala, además, que la temperatura es 4 grados más alta que en el mismo periodo.
En un informe elaborado por la organización World Weather Attribution, los investigadores reconocen que, aunque aún es muy pronto para contrastar toda la información, las olas de calor actualmente se dan cada vez con más frecuencia.
En la última semana de junio se batieron en Europa récords de temperatura, con valores superiores a los 40 grados en ciudades de España, Francia, Suiza o República Checa.
En Francia, el récord de 2003, cuando se registraron 44,1 grados en la localidad de Conqueyrac, región de Languedoc-Rosellón, se superó este año con el registro de 45,9 grados en Gallargues-le-Montueux.
En Suiza se registraron nuevos récords en 40 estaciones, y seis nuevos récords en seis estaciones de montaña.
También en Austria y Holanda todo el mes de junio fue el más cálido jamás registrado.
Para el estudio se han utilizado «metodologías bien revisadas» sobre la influencia de la actividad humana en la provocación de la ola de calor.
Los investigadores señalan que la definición de ola de calor depende sobre todo de la localización, la estación de medición, su intensidad y su duración y, consideran, «sin duda», a la actividad humana como causante de este incremento, así como al cambio climático.
Los estudiosos utilizaron datos de las temperaturas medias a lo largo de tres días, que son las causan mayores impactos sobre la salud de la población.
Para ello tomaron en cuenta dos escalas espaciales: las de toda Francia (donde se registraron los valores máximos) y las de Toulouse (sur), considerando solo las olas de calor del mes de junio porque «tienen un impacto y tendencia diferente de las de julio y agosto».
Estos datos demuestran cuán frecuentes pueden llegar a ser a día de hoy las olas de calor en relación con 1901 y que registran un aumento de cuatro grados de temperatura en junio.
Las olas de calor «son mortíferas», sostienen, aunque su impacto total solo se puede conocer tras el análisis sobre el índice de mortalidad, situación que se ve agravada por el cambio climático.
Pero también hay otros factores que hacen que las olas de calor vean sus efectos agravados, como una población de avanzada edad, la progresiva urbanización de ciertas zonas, el cambio estructural de la sociedad y la menor preparación para este tipo de fenómenos.
En Francia y otros países, la preparación e implementación de planes contra las olas de calor ha permitido reducir el impacto de las mismas y se han convertido en factores importantes para la detección de riesgos.
Otro factor importante fue la advertencia con la debida antelación de la ola de calor por parte del servicio de meteorología Météo-France.