El Col·legi Oficial de Psicologia de les Illes Balears (COPIB) recuerda hoy, con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, que la salud mental se entiende «no solo como ausencia de un problema o trastorno psicológico», sino «como la presencia de bienestar psicológico».
Este es «un derecho fundamental» que las administraciones competentes y los gobiernos «tienen el deber de garantizar en todas las etapas de la vida, para asegurar una buena salud emocional de las personas en todos los ámbitos», subrayan.
Por eso advierten de que, a pesar de los esfuerzos realizados en los últimos años en relación con la atención a la salud mental, la prevención de trastornos psicológicos y la promoción de una buena salud psicológica y emocional, la realidad en Baleares es que «el acceso a los servicios y programas de intervención psicológica continúa siendo un lujo y una realidad poco accesible a la ciudadanía, que, por otra parte, demanda cada vez más una atención profesional».
Explican a este respecto, que al menos una de cada tres consultas en Atención Primaria tiene como motivo principal un problema de salud mental.
«Los más comunes son problemas de ansiedad y depresión de intensidad leve y moderada, pero que tienen una repercusión negativa en distintas áreas del funcionamiento y de la calidad de vida de las personas afectadas», relatan.
En estos casos, el tratamiento recomendado por las guías clínicas es el tratamiento psicológico, que se ha demostrado más eficaz que el tratamiento farmacológico.
Dada la ausencia de profesionales de la psicología en Atención Primaria, «la única forma de acceder al tratamiento psicológico es por medio de la derivación a las Unidades de Salud Mental de atención especializada por lo que solo una parte muy pequeña de las personas llegan a recibirlo y, por el contrario, muchas acaban siendo tratadas con psicofármacos», alertan.
Por ese motivo, además de reclamar más recursos humanos y económicos que garanticen el acceso, los servicios y la cobertura de atención profesional psicológica que demanda la población, desde el COPIB señalan la necesidad «de convertir los centros educativos en espacios protectores de la salud mental, desarrollando programas de prevención y promoción específicos que garanticen el bienestar emocional de las generaciones futuras».
La salud mental infanto-juvenil «es una de las principales asignaturas pendientes de la sanidad española y comunitaria que es urgente atender y mejorar, porque tal y como apunta la OMS una de cada siete personas jóvenes de 10 a 19 años, en el mundo, padece algún trastorno mental».
Asimismo, las conclusiones de PsiCE, el mayor estudio realizado en España sobre salud mental infanto-juvenil, elaborado por Psicofundación y el Consejo General de la Psicología de España, destaca que las tasas de prevalencia de problemas emocionales y las dificultades de ajuste psicológico en niños y adolescentes españoles son elevadas y pone de manifiesto la ineludible “necesidad de promover, proteger y cuidar la salud mental durante la infancia y la adolescencia en los entornos educativos”.
Entre otros datos, el estudio en el que han participado 8.749 adolescentes de 8 comunidades autónomas, con edades comprendidas entre los 14 y los 18 años, revela que
– El 12% de los adolescentes manifestaron problemas emocionales y conductuales de cierta gravedad.
– El 4,9% de la muestra indicó que, en algún momento, había intentado quitarse la vida, mientras un 5,4% presentó un riesgo elevado de conducta suicida.
– Un 32% de los adolescentes informa de síntomas de depresión de intensidad moderada o graves.
– El 35% de los adolescentes refiere síntomas de ansiedad moderados o gravedad.
«Es prioritario incrementar, por tanto, los recursos destinados no sólo a los adultos, sino, muy especialmente a las generaciones jóvenes y garantizar la prevención y promoción de la salud mental, la detección, el diagnóstico, el tratamiento y el seguimiento de los cuidados», concluyen desde el COPIB.