Sergio Hernández / La pandemia ha impulsado la fundación de un conjunto de movimientos negacionistas integrados por profesionales sanitarios, como un médico de Formentera, que se expande con rapidez entre continentes, con Alemania, España y Latinoamérica en uno de sus ejes más activos, conocido como Médicos por la Verdad.
Los representantes de esta organización en España han vuelto a adquirir notoriedad con la reciente y amplia difusión de un vídeo que recoge algunas de las falsedades recurrentes sobre la pandemia.
El vídeo se titula The Big Reset, lo que se puede traducir como «el gran reinicio».
Se refiere así a un supuesto plan internacional de los poderes políticos y económicos que utilizaría esta crisis para reinventar el mundo con la supresión de libertades y derechos.
En él son entrevistados el médico de Formentera Ángel Ruiz-Valdepeñas, Natalia Prego y María José Martínez Albarracín, las caras más conocidas de Médicos por la Verdad España, que ofrecen, entre otros, su testimonio.
UNA RED DE REDES
Esa agrupación conforma junto a otras entidades una amalgama de redes sin una estructura organizativa clara, convertida en una maraña de desinformación en la que confluyen diferentes portavoces, cada uno con una teoría propia, que en ocasiones se contradice con las de los demás.
Así, algunos niegan la existencia de la covid-19 y la consideran una farsa, producto de esa citada conspiración internacional, que pretende el control de la sociedad con motivaciones económicas.
Otros, sin embargo, admiten la existencia de la enfermedad pero rechazan las medidas adoptadas por parecerles dañinas, en una concepción de la práctica de la medicina basada en pseudoterapias.
Lo que todos comparten es la desconfianza hacia las instituciones oficiales, la clase política y los medios de comunicación, a los que acusan de manipular a los ciudadanos.
Juntos generan un abundante caudal de mentiras que resultan especialmente peligrosas por su capacidad de crear confusión sobre cuestiones de salud pública y su influencia en un gran número de personas en todo el mundo.
En este panorama conviven y se relacionan los grupos de Médicos por la Verdad de diferentes países, la organización Comisión Extraparlamentaria de Investigación del Coronavirus (ACU, por sus siglas en alemán) y la Alianza Mundial de Médicos (World Doctors Alliance), fundada en el Reino Unido y que cuenta con miembros en Europa y Estados Unidos.
Algunos de sus integrantes militan en varias de estas asociaciones a la vez.
La comunidad científica ha mostrado su rechazo a la actividad de estos colectivos, lo que se ha puesto de manifiesto con pronunciamientos públicos, la apertura de expedientes disciplinarios y suspensiones.
Verificadores internacionales, asimismo, han desmontado sus falacias acientíficas.
DE ORIGEN ALEMÁN Y RÁPIDO CRECIMIENTO EN LOS PAÍSES HISPANOS
Antes de convertirse en las caras visibles de estos movimientos, varios de sus portavoces más activos ya se habían hecho notar en redes sociales y medios de comunicación por su defensa de las teorías de la conspiración y activismo contra la medicina convencional.
Tal es el caso del médico alemán Heiko Schöning, que con anterioridad a la irrupción de la covid-19 ya sostenía una tesis sobre una conjura que vinculaba los ataques del 11S en Estados Unidos con el envío de cartas con ántrax.
Posteriormente, Schöning formuló una teoría que indicaba que la pandemia obedecía a un plan para conseguir una quiebra controlada del sistema financiero, en la que veía una voluntad criminal con el negocio de las vacunas contra la nueva enfermedad.
Este facultativo de Hamburgo se define como cofundador de la organización alemana Ärzte für Aufkläurung -nombre traducido libremente en España como Médicos por la Verdad- y la citada ACU.
Así lo hizo en la presentación de Médicos por la Verdad España, el 25 de julio del año pasado.
En ese acto fundacional tuvieron especial protagonismo los médicos de familia Natalia Prego y Ángel Ruiz-Valdepeñas, que también habían ganado relevancia antes de su incorporación al citado grupo por su rechazo a las medidas adoptadas en España contra la covid-19.
Además, destacó el discurso de María José Martínez Albarracín en contra de la eficacia de la pruebas PCR.
Schöning señaló durante su intervención que este movimiento se había iniciado en Alemania diez semanas antes y que Médicos por la Verdad contaba en ese momento en su país con 500 miembros, así como presencia en Austria.
Ruiz-Valdepeñas, que ejerció de conductor del acto, explicó que en España los integrantes del grupo eran 140 y que sus impulsores esperaban que esta cifra aumentase rápidamente por su creciente actividad pública.
Añadió que habían establecido contacto con «grupos de similares características» en Bolivia, Argentina, Colombia, México y Estados Unidos.
A esos países hay que añadir Chile, Perú, Paraguay, Uruguay, Ecuador, Guatemala, Venezuela, Costa Rica y República Dominicana, que también cuentan con sus propias organizaciones de Médicos por la Verdad.
Las asociaciones de estos países hispanos están agrupadas a su vez en Médicos por la Verdad Iberoamérica.
Actualmente sus seguidores se cuentan por decenas de miles en el servicio de mensajería instantánea Telegram.
El movimiento se ha expandido asimismo por Europa, donde la presidenta del grupo en Países Bajos, Elke de Klerk, ha sido noticia por sus falsedades sobre la pandemia, desmentidas por varios verificadores internacionales en octubre.
Schöning y De Klerk forman parte igualmente de la Alianza Mundial de Médicos, fundada y presidida por Mohammad Adil, médico pakistaní con cerca de 30 años de experiencia en el servicio público de salud británico.
EXPEDIENTES DISCIPLINARIOS Y SUSPENSIONES DE SERVICIO
La comunidad científica y las autoridades sanitarias han respondido en varias ocasiones a las mentiras de estos colectivos.
El 25 de agosto, un mes después de la presentación de Médicos por la Verdad España, el Foro de la Profesión Médica (FPME) -que reúne a los colegios oficiales, las asociaciones científicas y las académicas, así como a los sindicatos- censuraba la actitud de los negacionistas en un comunicado.
En esa nota el FPME cuestionaba el comportamiento del citado grupo por la posibilidad de que generase «alarma social», alentara la «desobediencia civil» y pusiera en «grave peligro» la salud pública, en contra del código deontológico.
Además tachaba sus teorías de «pseudocientíficas».
Tres días más tarde el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), que forma parte del FPME, abría un expediente informativo a Médicos por la Verdad.
Antes el Colegio Oficial de Médicos de Baleares había iniciado otro expediente sobre Ruiz-Valdepeñas, que fue objeto de la misma medida por parte del Servicio Balear de Salud (Ib-Salut), lo que acarreó su suspensión de funciones en el Hospital de Formentera.
El Colegio de Pontevedra también abrió en febrero de este año un expediente a Natalia Prego, el cual remitió a la comisión deontológica del CGCOM.
El presidente de la Alianza Mundial de Médicos, Mohammad Adil, ha sido a su vez suspendido por un periodo de doce meses a la espera del resultado de una investigación del Consejo General Médico británico.
Ni estas actuaciones ni los constantes desmentidos de los verificadores han detenido la actividad de Médicos por la Verdad, que sigue propagando las mismas falsedades en medios de comunicación, redes sociales, grupos de Telegram e incluso en la calle, por medio de los más tradicionales carteles o panfletos, además de organizar conferencias y manifestaciones para difundir su mensaje.
Segúro de que estos profesionales no han renunciado a sus trabajos por gusto y que detrás de la plandemia hay oscuros intereses.