@Noudiari / William Arthur Hall, el turista británico de 22 años de edad que falleció tres días después de ser agredido en el aparcamiento de DC 10 el pasado 26 de agosto de 2006, falleció a causa de «una simple hemorragia nasal» producto de una negligencia médica, según afirmó el abogado de la acusación en una información recogida por el periódico británico Daily Mail.
Ayer, en el Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa, se celebró el juicio por el homicidio de William Hall, con Rubén G. L., de 37 años de edad, como principal acusado, aunque la familia de la víctima también ha presentado una demanda por homicidio imprudente profesional contra el doctor J. M., el otorrinolaringólogo que trató a Hall en Can Misses.
Los hechos ocurrieron sobre las 8 de la mañana cuando William Hall y su hermano, George, ahora de 28 años de edad, salieron de la discoteca e intentaban regresar al apartamento que compartían con sus padres, Richard y Anna. William se subió a un coche pensando que era un taxi y fue agredido por Rubén G. L. «Estaba sentado en la parte trasera del coche cuando un individuo empezó a golpearle en la cara. No hubo provocación alguna», declaró Anna Hall.
Dos días después de la agresión, William Hall acudió al centro médico aquejado de intermitentes hemorragias nasales y de haber vomitado sangre. La doctora M. B. F. llamó a J. M. al comprobar que su nivel de hemoglobina era más bajo de lo normal. «William murió por una simple hemorragia nasal y su muerte se podría haber evitado si se hubieran hecho más análisis de sangre antes de mandarlo a casa», declaró el fiscal, que indicó que J. M. actuó de forma negligente al no encontrar el foco del sangrado.
«Mi actuación fue correcta y ese día hice lo mismo que hago todas las veces que veo a alguien con una hemorragia nasal», declaró, por su parte, el médico acusado. «J. M. siguió el protocolo. Yo no hubiera actuado de forma diferente ni tampoco otros 20 especialistas en la misma situación», añadió M. T. B., otro doctor testigo de la defensa.
Por su parte, Rubén G. L., que admitió en el juicio que era adicto a la heroína, reconoció que agredió ese día a William Hall, aunque señaló que sólo lo hizo una vez y con la palma de la mano abierta. También afirmó que la víctima se fue andando y sin sangre en la cara.
Los dos acusados, que afrontan una pena de hasta tres años de cárcel si son declarados culpables, están a la espera de la sentencia, que la jueza Clara Ramírez de Arellano podría fallar en aproximadamente quince días.