@V. R. / Alarmante denuncia de los conductores de autobús de las líneas de servicio público y de transporte de escolares de Ibiza. Afirman que los autocares que manejan están en muy mal estado. Nadie mejor que ellos para saber cómo se encuentran los vehículos que conducen a diario, a veces durante turnos de más de ocho horas.
Lo han comunicado a la compañía Voramar ALSA a la que pertenecen en varias ocasiones durante los últimos años. Quejas infructuosas que la empresa no parece haber tenido en cuenta. Una negligencia en toda regla que podría tener consecuencias graves para los clientes y especialmente preocupante en el caso de los escolares, niños que van y vuelven del colegio cinco días a la semana en estos camiones, viejos y en mal estado.
En las líneas de escolares se han producido retrasos significativos desde que empezara el curso hace apenas 25 días e incluso ha habido jornadas en las que se han quedado ‘tirados’ esperando en las paradas. Eso no es culpa de los chóferes, sino de las averías constantes que estos han denunciado que sufren los autobuses que se encargan de este transporte.
Tres incendios en tres autobuses diferentes en menos de diez días, como ha ocurrido recientemente, es un dato significativo de que algo se está haciendo mal. La compañía se escusa ante los trabajadores diciendo que hasta que no se resuelva la nueva concesión, algo que no ocurrirá hasta septiembre del año que viene, no se puede invertir en seguridad. Habrá que esperar un año entonces, y rezar para que no ocurra nada.
O quizá cabría esperar, mejor aún, una respuesta inmediata de las instituciones responsables de este tipo de transporte. Sería, sin duda, lo más razonable en vista de las denuncias formulada y los problemas surgidos. No se puede permitir que una empresa que aún mantiene una concesión pública supedite la seguridad de los usuarios a un contrato venidero, ya que el actual sigue en curso y debería cumplir con el mismo con todas las consecuencias.
La posición adoptada por la empresa no es la más adecuada, desde luego, para que en el próximo concurso su oferta sea tenida en cuenta. Sobre todo si la seguridad no es importante para ella y prioriza los ingresos a los sustos y la firma del próximo contrato a un buen servicio que ahora se ha destapado como muy deficiente.