Cuatro estudiantes del aula UECCO del IES Sa Colomina participaron el lunes en una actividad especial de la mano de la terapeuta Norma Savatarelli y su perro Quicky, un pastor escocés de casi nueve años de carácter paciente y sensible, quien a través del juego conectó rápidamente con los jóvenes, que confiaron e interactuaron con él.
«La experiencia con Quicky ha sido excelente», han destacado desde el centro educativo en un mensaje compartido por Savatarelli, al tiempo que han resaltado que gracias a esta iniciativa los alumnos han trabajado «la espera, la responsabilidad, las normas». «Han aprendido a gestionar sus emociones y ha sido una sesión acogedora. Les ha ayudado a reducir la ansiedad y la interacción con Quicky ha promovido la empatía y el cuidado hacia otros seres vivos», han señalado.
Durante una hora, la terapeuta trabajó con los jóvenes «los mandos principales: sentado, tierra». Además, «le daban premios», se conocieron y aprendieron a relacionarse con él. «Luego hemos hecho diferentes actividades y juegos», ha explicado y ha agregado que han trabajado cuestiones como la movilidad, la atención o la comunicación, favoreciendo tanto el aprendizaje como el ocio.
«Había una niña que no mueve la mano y tiene el brazo siempre pegado al costado y logramos, con un comedor de tela, que moviera el brazo y la mano. Ella se esforzó y con la excusa de darle de comer al perro ha interactuado con él y desarrollado una habilidad sin pensar en lo que estaba haciendo», ha detallado Savatarelli, quien ha señalado que la del lunes fue la primera sesión y que repetirán otras tres más los próximos lunes del mes de febrero.
Formada en Italia y con años de experiencia en intervención asistida con animales (IAA), Savatarelli ha puesto en marcha en Ibiza un proyecto dirigido a niños con necesidades educativas especiales cuyo programa se enfoca en la relación entre el niño y el animal a través de actividades que ayudan a la estimulación cognitiva y motora. «Durante las intervenciones se mira también de implementar objetivos específicos para cada caso», recoge su propuesta.
La terapeuta ha incidido en la «emoción» que expresan los jóvenes al tratar con el animal, así como la manera en que éste les ayuda incluso a mejorar su autoestima. «Cuando ven que el perro les escucha, que le llaman y viene. O que con las manos le indican lo que tiene que hacer y él, que conoce la comunicación no verbal, responde, eso aumenta la autoestima. Sientes que alguien te escucha», ha agregado.