La entidad SEO/BirdLife ha constatado un récord de inmersión para una pardela balear, por parte de un ejemplar al que colocaron un dispositivo de seguimiento y que detectó un descenso a una profundidad de 37,75 metros en aguas al sur de Formentera.
El avance de las tecnologías de seguimiento remoto, que permiten conocer los movimientos y estudiar el comportamiento de las aves en alta mar, ha mejorado en precisión y miniatuarización de dispositivos con registradores de GPS y sensores de profundidad.
En el caso del récord, corresponde a una pardela balear capturada en alta mar desde un barco pesquero en mayo, frente a la costa de Barcelona y que llamaron Maireta.
La captura se llevó a cabo en el marco del proyecto ‘Life IP Intemares’ de investigación, con el objetivo de colocar un dispositivo GPS que permitiera seguir sus movimientos en las semanas siguientes.
Una de las novedades de los emisores empleados este año es que llevan un sensor de profundidad para conocer el comportamiento de alimentación de las pardelas. Maireta ha registrado el récord de profundidad conocido para una pardela balear con 37,75 metros, cuando, en general, las inmersiones son más someras, de hasta los 10 o 20 metros.
Las pardelas baleares crían exclusivamente en el archipiélago del mismo nombre, entre principios de marzo, cuando ponen su único huevo, y finales de junio, cuando el pollo está a punto de volar. Lo hacen en cuevas y recovecos en islotes y acantilados marinos, a menudo en zonas inaccesibles.
Entre marzo y abril, los adultos se turnan para incubar el huevo y buscar alimento lejos de la colonia, a menudo varios días seguidos. Una vez nace el pollo, hacia finales de abril o principios de mayo, ambos adultos abandonan el nido, y solo regresan cada pocos días, de noche, para alimentar a su cría. Es en este periodo cuando Maireta fue capturada, el 23 de mayo, detalla la entidad.
El transmisor permitió saber que su nido estaba en los acantilados de los islotes de Malgrats, al suroeste de Mallorca. Desde allí realizó 10 viajes en 40 días, hacia las costas del levante ibérico y Cataluña, el golfo de León y las aguas al sur de Ibiza y Formentera, en busca de comida para alimentar a su pollo.
El 2 de julio abandonó definitivamente la colonia y se dirigió al Atlántico.
Tras descansar frente a Aveiro, en Portugal, siguió ruta hasta la Estaca de Bares, cruzó el golfo de Vizcaya y alcanzó la Bretaña francesa, completando más de 530 km en 8 horas y media, a una velocidad promedio superior a 62 km/h.
Siguió costeando hacia el norte y ha pasado las últimas semanas cerca de la bahía de Saint-Brieuc y en las islas del canal (Jersey y Guernsey). Una parte importante de la población de pardela balear pasa el verano en estas aguas, ricas en alimento, para realizar su muda anual.
SEO Birdlife espera que Maireta se quede unas semanas y vuelva al Mediterráneo para el otoño, pero para entonces seguramente habrá perdido el GPS, que se desprende al mudar.
La entidad ha destacado que el marcaje de aves permite obtener información de calidad para entender mejor su biología y contribuir a su conservación.
La información de seguimiento remoto también permite entender cómo interaccionan las aves con su entorno. La captura accidental en artes de pesca representa la principal amenaza para esta especie catalogada en peligro crítico de extinción, por lo que SEO Birdlife colabora con los pescadores para minimizar el riesgo de estas capturas.
La entidad conservacionista ha recordado en un comunicado que las marinas se encuentran entre las aves más amenazados del planeta, con un descenso del 70 % en su abundancia durante los últimos 60 años. También son de las menos conocidas hasta hace poco, pues sus hábitos en alta mar hacían difícil su estudio.
EFE