Desde la bahía al Puig de Missa, el pueblo de Santa Eulària ha amanecido hoy cubierto por un espeso manto de niebla que desde un lado impedía ver la urbanización de Siesta y desde el otro, en la desembocadura del río, tapaba casi por completo los edificios, difuminados en la distancia. Los barcos fondeados en la playa se intuían también a duras penas, envueltos por las gotas de agua en suspensión que producen este fenómeno meteorológico que da pie a estampas como las de las fotografías que acompañan estas líneas.