@Susana Prosper/ He ido a la tiendecita de la carretera a comprar unas cosas que faltaban en casa. Es una de esas tiendas con bar, de las de toda la vida. De las que afortunadamente todavía queda alguna. De las que, tristemente, están en serio peligro de extinción. Es una tienda pequeña en la que encuentras de todo: pilas y pan, linternas y arroz, cuerdas y aceite de oliva. En la barra del bar hay siempre alguien del pueblo tomando un café o una copita de algo. La chimenea y la tele están encendidas. El tiempo, por allí, hace tiempo que no pasa.
Es una tienda pequeña en la que encuentras de todo: pilas y pan, linternas y arroz, cuerdas y aceite de oliva. En la barra del bar hay siempre alguien del pueblo tomando un café o una copita de algo.
Siempre que aparezco, Toni, el propietario, me recibe con una sonrisa. “Com va, Toni?” “Molt bé. I tu?”. Entonces me pregunta por mi marido y por si está yendo a pescar. Sabe de su afición a la pesca, por lo que peces y pescados suelen ser nuestro tema de conversación. Toni sale a pescar siempre que puede, le encanta, y como buen pescador, me cuenta sus capturas. “¿Qué? ¿Ha pescado Paco muchos calamares esta Navidad? Porque yo sólo he pescado uno”. Le he contado que al principio del frío había muy pocos, pero que luego ha pescado bastantes. Entonces me explica con detalle cómo capturó un pulpo el otro día y cuánto le costó sacarlo del agua. Le escucho atenta. Disfruto de estas conversaciones.
Y allí, en el mostrador de la tienda, rodeados de artilugios de todo tipo, seguimos charlando de peces, del frío y, cómo no, de recetas. Le comento que el otro día hicimos frita de calamar. La frita es un plato típico de aquí y se puede hacer de muchas cosas: de calamar, de pulpo, de cerdo… Está riquísima. Me explica la receta de cómo le gustan a él los calamares. Según me va detallando los ingredientes, noto que va tragando saliva y me doy cuenta de que yo también. “Toni, qué hambre nos está entrando”, nos reímos los dos. Su receta lleva, además de calamar, sobrasada, panceta, tocino y butifarró. “¡Hala, pero eso es una bomba!” le digo salivando. “¡Sí, eso o te mata o te resucita!” y nos volvemos a reír a carcajadas.
Arranco el coche y vuelvo a casa pensando en cómo me gusta mi pequeño mundo apartado del mundo.
Cuando me estaba explicando que el truco de la mayor parte de platos es machacar en el mortero ajo y perejil y echarlo al final de cada guiso, entra una señora mayor a comprar. Coge ella misma de una caja un pan payés metido en una bolsa con su nombre escrito con rotulador. Ni Toni ni yo nos acordábamos de cómo se llama esa mezcla de ajo y perejil machacado. La señora con su abrigo beige cerrado hasta el último botón, dice sonriente: “¡Sa picada!”. “¡Eso!” contestamos los dos. Entonces la mujer comenta que la auténtica picada lleva ñora. Así que ahí nos liamos a charlar un ratito más.
Me despido deseándoles un muy buen año y me dicen con énfasis y casi a duo: “I salut! Que al final es lo más importante”. “I salut”, les contesto de corazón.
Arranco el coche y vuelvo a casa pensando en cómo me gusta mi pequeño mundo apartado del mundo. En cómo cambió mi vida a mejor al simplificarla al máximo. Y sonrío feliz al darme cuenta de lo bueno que es empezar el año con una certeza así.
¡Feliz año y mucha salud! Que como bien dicen mis vecinos, al final es lo más importante.
¿Cómo no iba a gustarnos? Nos metes sutilmente en tu mundo, que siempre parece ir a otro ritmo, maravilloso, lleno de olores, sabores, colores y ¡qué sé yo cuántas maravillas más! Me traes siempre unos recuerdos imborrables de mi tierra (aunque Mallorca e Ibiza no sean exactamente iguales) que me dejan, a partes iguales, nostálgico, envidioso, perplejo y añorante. ¡Qué más se puede pedir en apenas unas líneas! Gracias Susana por estar siempre ahí con tus cosas (que pienso muchas veces son nuestras cosas). Un abrazo enorme y no dejes de contarnos nunca.
Muchísimas gracias Pepe. No sabes la ilusión que me hace esto que me dices.
Hola Susana:
En una frase de tu artículo está la que yo considero que es la clave. Dices: «cambió mi vida a mejor al simplificarla». Esto significa ir a contracorriente de lo que la sociedad en general exige hoy en día; que es «acumular» en todos los sentidos. Nos hacen creer que así seremos más felices. Cuando la experiencia demuestra que, salvo excepciones, el soltar, deslastrar, simplificar, etc. contribuye en mayor medida a nuestra felicidad.
Gracias por el artículo y saludos.
JOSE.
Tienes toda la razón, Jose.
Y gracias a ti por leerme siempre.
Feliz año i salut!