“Todo paciente que desea iniciar una activad deportiva moderada o intensa debe necesariamente ser valorado por un cardiólogo antes de comenzar esa actividad. Resulta sorprendente que personas que están haciendo deporte de moderada a elevada intensidad nunca hayan sido evaluadas”. Así de contundente se muestra la doctora Aracelis Morales, cardióloga de Clínica Vila Parc.
Últimamente, están poniéndose de moda las actividades deportivas de alta intensidad que se realizan en poco tiempo. Son las llamadas HIIT (High Intensity Interval Training), que se han popularizado entre personas que quieren ejercitarse pero cuentan con poco tiempo disponible en su día a día. Estas técnicas, que suelen durar entre 10 y 30 minutos, tratan de combinar periodos cortos de ejercicios de velocidad y alta intensidad con tiempos de descanso o de recuperación activa, con el objetivo de concentrar en el menor tiempo posible sesiones de entrenamiento lo más eficientes posible.
Otra práctica muy exigente que cada vez cuenta con más adeptos es el CrossFit, un sistema de acondicionamiento físico que se basa en ejercicios que varían de forma constante, con movimientos funcionales, ejecutados a alta intensidad.
Asimismo, actividades más clásicas como el running o el ciclismo también están de moda. Muchas personas se inician en estos deportes al llegar a los 30 o 40 años… sin conocer la salud de su corazón. “A los deportistas profesionales se les realizan sus revisiones minuciosamente; de hecho, es inconcebible que no sea así. Es además una exigencia de todas las federaciones deportivas. Sin embargo, esto no ocurre en los deportistas aficionados que, independientemente del sexo o la edad, deberían ser valorados de la misma forma”, señala Morales.
Cierto es que, a mayor edad, mayor riesgo de enfermedad cardiaca, pero hay que tener en cuenta que existen patologías congénitas que se muestran en la tercera o cuarta etapa de la vida, pudiendo estar sin ningún síntoma hasta el momento que se produce el evento, que puede acabar resultando crítico para la vida. “Sin embargo, si es detectado en las revisiones médicas cardiológicas, el deportista puede manejar su actividad deportiva acorde a la patología que tenga, evitando así los riesgos”, recomienda la cardióloga de Vila Parc.
Causa de muerte súbita
La miocardiopatía hipertrófica es la causa más frecuente de eventos de muerte súbita en jóvenes que realizan deporte intenso. Las personas con esta patología presentan un engrosamiento del miocardio, que puede dificultar la salida de la sangre del corazón, forzándolo a trabajar más arduamente para bombearla. A pesar de que se nace con el defecto congénito que la produce, la enfermedad suele manifestarse a los 20 o 30 años. “La miocardiopatía hipertrófica no es en sí una patología frecuente, pero es una causa bien conocida de muerte súbita en atletas. Casi la mitad de las muertes debido a esta afección sucede durante o justo después de algún tipo de actividad física; la incidencia es de 0,02 a 0,23%”, apunta la especialista.
A partir de los 40 años, la patología más común que puede producir muerte súbita es la cardiopatía isquémica, una enfermedad provocada por el estrechamiento de las arterias que van al corazón que ocasiona que llegue un menor flujo de sangre y se origine un desequilibrio en el aporte de oxígeno al miocardio. Esta enfermedad también puede detectarse en los chequeos rutinarios y prevenir así sus efectos perniciosos.
Revisiones necesarias para un deporte saludable
Es necesario acudir a la consulta para valoración predeporte, en donde se establecerá el riesgo en base a las características del paciente y al deporte que desea realizar. Las revisiones cardiológicas para ver la salud del corazón suelen incluir un electrocardiograma, un ecocardiograma y una prueba de esfuerzo.
El electro es un procedimiento muy sencillo e indoloro que registra la actividad eléctrica del corazón y puede detectar fácilmente arritmias, cardiomiopatías, insuficiencia cardíaca, defectos cardíacos congénitos o enfermedades de las válvulas del corazón o de las arterias coronarias.
Por su parte, el ecocardiograma es una ecografía de corazón que permite valorar tanto la morfología interna del corazón como la función del mismo. “Igualmente nos permite evaluar la repercusión que la actividad física intensa haya producido sobre el corazón que, al fin y al cabo es un sobreesfuerzo para un corazón aparentemente sano”, explica la especialista.
Por último, la prueba de esfuerzo determinará la capacidad cardiopulmonar del paciente para un nivel de ejercicio concreto. Tal y como cuenta la especialista, “la prueba de esfuerzo normal puede evaluar la existencia de enfermedad coronaria, al tiempo que valora la capacidad funcional del paciente y el comportamiento del corazón en general durante el ejercicio. Gracias a ella, el paciente puede saber si puede realizar alguna actividad intensa o debe tomar precauciones. Por otro lado, la prueba de esfuerzo con gases, en la que se coloca una mascarilla para analizar la respiración del paciente, aporta además una serie de datos que permiten establecer en qué fase del ejercicio puede obtener mejores resultados”.
Llevar a cabo una revisión rutinaria cada cierto tiempo será esencial para practicar un deporte sano, que todos los especialistas coinciden en recomendar para fortalecer la capacidad muscular y la densidad ósea, aumentar la flexibilidad y coordinación del cuerpo, mejorar la capacidad respiratoria, cuidar la salud mental y mantener un peso saludable. Eso sí, siempre cuidando nuestro corazón.