EFE / Ocho personas -cuatro hombres y cuatro mujeres-, la mayoría afectadas por enfermedades neurodegenerativas, han recibido la eutanasia en Baleares en el primer año de funcionamiento de esta prestación, que se puso en marcha el 25 de junio de 2021 en cumplimiento de la ley de la eutanasia.
Por islas, 5 son de Mallorca y 3 de las Pitiusas, y sus edades comprenden de los 28 a los 93 años.
Por lugar de fallecimiento, 5 han muerto en el domicilio, 2 en la residencia y 1 en el centro hospitalario, según los datos del Servicio de Salud de las Islas Baleares (Ib-Salud) presentados este miércoles.
En este primer año, 17 pacientes han solicitado peticiones formales para recibir esta prestación, de las que 13 han sido aprobadas por la Comisión de Garantía y Evaluación de Baleares. Ocho ya han recibido esta nueva prestación sanitaria pública.
La referida comisión ha resuelto en 35 días de media las peticiones presentadas y el Servicio de Salud tiene capacidad para dispensar la eutanasia en 7 días, aunque la media, por motivos sobre todo familiares, ha sido de 26 días.
El director general del Ib-Salud, Juli Fuster, y el director general de Prestaciones y Farmacia, Nacho García, han presentado este miércoles en rueda de prensa el balance de la aplicación de la eutanasia en Baleares.
Fuster ha declarado que la eutanasia es una reivindicación social de «muchos ciudadanos» que ha salido adelante gracias a una «voluntad política clara y decidida» por parte de los gobiernos de España y también de Baleares.
De hecho, Baleares ha sido la primera comunidad autónoma en poner en marcha la Comisión de Garantía y Evaluación, responsable de evaluar cada petición.
Fuster ha destacado el «excelente trabajo y el compromiso» de todos los profesionales que han permitido el funcionamiento de esta prestación con «toda normalidad».
«El trabajo coordinado, en equipo, ha sido primordial para poder facilitar esta prestación con todas las garantías y la calidad que merece», ha dicho.
Por su parte, la subdirectora de Humanización, Atención al Usuario y Formación del Ib-Salud, Rosa Duro, ha explicado que cada día hay más enfermedades crónicas y degenerativas, por lo que es «necesario vivir con este tipo de procesos».
Duro ha citado a una sanitaria que ha participado en uno de estos procesos de eutanasia al afirmar que poner fin a la vida de manera voluntaria es «el acto de mayor libertad de una persona» ante una enfermedad incurable y que conlleva un dolor «inaceptable».
En este contexto, Duro ha manifestado que todo este proceso hay que desarrollarlo con «muchísimo afecto, buen talante y buen humor, no es algo triste», ha apostillado.
Duro ha apostado por afrontar el proceso de la vida y de la muerte «con naturalidad» y ha considerado necesario hablar sobre el fin de la vida humana, a pesar de las «muchas emociones» que suscita la eutanasia.
A lo largo del último año, el Ib-Salud ha realizado sesiones de sensibilización y formación sobre la eutanasia a la que han asistido más de 500 profesionales de las islas.
También ha promovido reuniones técnicas con los centros privados y los responsables de las residencias de personas mayores, para garantizar que toda persona que lo desee pueda ejercer este derecho en condiciones de equidad.
En cuanto a la objeción de conciencia por parte de los profesionales, el director general de Prestaciones y Farmacia ha explicado que ha sido respetada en todo momento y que en ningún caso ha supuesto una dificultad para ofrecer esta prestación.
Actualmente, ha informado, la creación del registro de objetores está a la espera de la aprobación del decreto regulador de la prestación, que ya pasó por la fase de exposición pública. Está pendiente de la emisión del dictamen del Consell Consultiu.
Con el objetivo de ofrecer información a la ciudadanía se ha puesto también en marcha la web «eutanasia.caib.es», donde profesionales y ciudadanos se pueden encontrar preguntas frecuentes, con toda la normativa y la documentación necesarias