El pasado martes 19 de diciembre, durante un control de alcoholemia en la avinguda de Sant Agustí, los agentes de la policía local de Sant Josep vivieron una situación curiosa.
Un conductor que superó la tasa de 0.60 miligramos por litro de aire respirado llamó a un amigo para que le recogiera y se hiciera cargo de su vehículo. El amigo en cuestión acudió conduciendo una furgoneta en un evidentísimo estado de embriaguez y marcó una tasa de 1.16, superando con creces la tasa de su compañero, con lo que su vehículo también fue retenido ipso facto. No hubo más remedio que llamar a un tercer amigo que, este sí, se presentó en condiciones mínimamente razonables y se llevó a sus dos compañeros en la furgoneta.
Una hora más tarde, los tres amigos fueron nuevamente detenidos, ya que el único de ellos que no estaba bebido le había cedido el volante al que sí había dado positivo por alcoholemia, lo que es considerado un acto ilícito de “cooperación necesaria”.
Los tres serán juzgados este viernes.