Manuel Delgado Villegas, conocido como El Arropiero (Sevilla, 1943-Badalona, 1998) puede haber sido, casi sin duda, el mayor asesino en serie de la historia de España —con 48 asesinatos confesados— y ocupar un nada honroso alto puesto en la lista de los mayores asesinos de la historia en general (por poner un ejemplo, el sanguinario Ted Bundy fue autor de 36 asesinatos demostrados). Su rastro de muerte pasó por Ibiza, donde mató a la turista francesa Margaret Helene Boudrie en Sant Jordi en junio de 1967.
La chapuza de las instituciones en la dictadura Franquista hizo que se perdiera el expediente judicial, con lo que simplemente lo declararon loco y lo encerraron en una institución para enfermos mentales de por vida (murió poco después de salir, en 1998, de una afección pulmonar) en lugar de investigar a fondo los hechos. Solo se habían investigado 7 de sus 48 crímenes confesados.
Esta terrible historia es la que han investigado en profundidad los ibicencos Cristina Amanda Tur (CAT) y Héctor Escandell y que han recogido en el libro El Arropiero. La deconstrucción de un monstruo (Ed. Balàfia Postals) que se presenta mañana viernes 17 de enero en Sa Nostra Sala a las 20 horas con la presencia de los autores y de la editora Neus Escandell Tur
El libro de CAT y Héctor Escandell forma parte de un proyecto más ambicioso dedicado a este tema, ya que incluye la serie de televisión El rastro del Arropiero y el largometraje Ibiza 67. Los dos proyectos están en fase de encuentran en desarrollo y han sido adquiridos por Rmvistar, una empresa especializada en la producción, distribución y venta de contenido audiovisual.
Un asesino en serie
Su sobrenombre de ‘El Arropiero’ le viene de la profesión de su padre, que vendía dulce de arrope en su Sevilla natal.
Pasó su infancia de mala manera y su adolescencia no fue mucho mejor, hasta que acabó en la Legión. Parece ser que presentaba un comportamiento casi infantiloide, salvo cuando cometía sus sanguinarios crímenes.
En diciembre de 1970 el Puerto de Santa María, a donde Manuel Delgado El Arropiero había regresado con su familia, vivió la horrenda noticia de la aparición del cadáver de Francisco Marín, un delineante de 24 años. Al mes siguiente desapareció Antonia Rodríguez, una chica que tenía discapacidad intelectual.
Dos policías de la Brigada Criminal averiguaron que la joven mantenía relaciones con El Arropiero y este confesó el crimen. Pero entonces comenzó a narrar todo el rastro de terror que había dejado por numerosos lugares de España. No solo mataba a sangre fría sino que frecuentemente practicaba la necrofilia con los cadáveres.
Manuel Delgado incluso contó a los policías que había viajado a Francia en varias ocasiones, donde aseguraba haber trabajado en asesinatos de encargo para la mafia marsellesa y que había asesinado allí a una aristócrata.
También contó que había llegado a París, donde mató a una prostituta junto al Sena y que había cometido crímenes en Italia. Comenzó entonces un periplo para averiguar si era cierto o no el relato y la comitiva judicial llegó a viajar con él a Ibiza en el año 1969, donde había pasado un año en prisión un joven estadounidense acusado del asesinato de la ciudadana francesa que en verdad había cometido El Arropiero. La historia con todo detalle y nuevas averiguaciones se reconstruye en el libro de true crime a la española que presentan mañana sus autores en Sa Nostra.