@Natalia Cárdenas / Las personas sin hogar o sin recursos económicos para alimentarse, tienen un lugar en el que contar con la solidaridad de los ibicencos, la terraza de ‘La voz de los que nadie quiere escuchar. Personas sin techo en Ibiza’. Un patio privado al que solo se puede acceder contactando con este grupo de Facebook que dada la actual situación de Estado de Alarma están tomando precauciones para la entrega y recogida de alimentos. Llevan años, sin éxito, reclamando un pequeño local social al Ayuntamiento de Ibiza para seguir haciendo su labor sin tener que usar una casa privada. «Solo necesitamos un local para recoger y entregar comida y una furgoneta para llevársela a los que no se pueden desplazar», insisten desde este grupo.
Un grupo de Facebook que es voluntario y sin ningún tipo de apoyo ni vínculo institucional, solo una persona que ha abierto las puertas de su patio a todos aquellos que quieren colaborar donando alimentos, «sólo alimentos y productos de necesidad no cogemos dinero», insiste en conversación teléfonica Cristóbal, la persona que lidera este servicio social desinteresado.
Cristóbal lleva cinco años al frente de esta iniciativa solidaria, cuando se dio cuenta de que en Ibiza aumentó estrepitosamente el número de personas sin hogar ni recursos, «muchos de mi generación (él tiene 56 años) se quedaron en la calle», detalla. Durante todo este tiempo ha creado un vínculo con muchas personas sin recursos de la isla, incluso algunos de los que han logrado salir adelante son los que ahora colaboran donando productos de necesidad básica.
«Tenemos muchas familias necesitadas, el otro día vino a buscar comida una madre que tres días atrás dio a luz por cesárea y tiene otra hija de 15 años, se le terminó su anterior contrato de trabajo y como estaba embarazada no tiene trabajo ahora ni ingresos y la burocracia para que te den un paquete de arroz es eterna», explica Cristóbal.
También nos cuenta que muchas familias con niños pequeños no quieren acudir a los servicios sociales por miedo a que se los quiten. Por lo que encuentran en este grupo un apoyo fundamental para poder comer cada día.
Toda la comida y los pañales que entrega Cristóbal en su terraza son donaciones de gente solidaria que contacta con él. Ha recibido algunas llamadas de personas que no pueden desplazarse pero tampoco tienen para comer, así que coge su furgoneta y se lo lleva. Una muestra de colaboración solidaria, entre las muchas que recibe, fue la de una familia de Cala de Bou que decidió hacer una compra online y enviársela para que la reparta. Y así, cada día recibe peticiones de personas que quieren echar una mano y de muchas otras que no tienen que llevarse a la boca.
Este vecino de Ibiza asegura a Noudiari que hay muchos más indigentes de los que contabilizan las instituciones locales. Además, «con 30 camas en el albergue de emergencia de Blanca Dona no tienen ni para empezar, de todas formas muchos no quieren ir e incluso se han ido a la montaña o a casas abandonadas para refugiarse. Les animo a ir a los albergues, pero algunos tienen miedo de ir porque ya saben como funcionan estos sitios en los que hay robos, peleas, gente con adicciones…».
¿Marginación social o institucional?
Cristóbal afirma que se siente defraudado con el Ayuntamiento de Ibiza, especialmente con su alcalde Rafa Ruiz, dice que no ha cumplido sus promesas y que no está haciendo nada por los más necesitados de su municipio.
Este ciudadano se siente en general estafado por los responsables políticos, se pregunta en qué se invierten todos los presupuestos destinados a servicios sociales o por qué cada vez hay más gente en la calle sin que se tomen medidas al respecto.
Su crítica a las instituciones parece justificada, si un hombre de a pie tiene que ocuparse de todos aquellos que se sienten marginados por los representantes de los ciudadanos.