R. B./ Irrumpió en el panorama literario como un vendaval que hace estallar las ventanas a su paso. Diario de una ninfómana, publicado en 2003 por Plaza & Janés, revolucionó las estanterías de las librerías, así como alguna que otra alcoba. Sus ventas superaron los 100.000 ejemplares sólo en España y el medio millón en los más de veinte países en los que se publicó.
Desde su debut hace diez años, Valérie Tasso ha sido tan fiel a su lectores como infiel a las ideas preconcebidas sobre la sexualidad humana. Licenciada en Empresa y Lenguas Extranjeras Aplicadas, doctora en Interculturalidad y con un posgrado en Sexología, Tasso se ha reafirmado con El método Valérie (Plaza & Janés, 2013) como una de las voces más solventes en el ensayo sobre sexo. Tasso sabe de que habla cuando habla de relaciones humanas, de psicología, de antropología, de filosofía… Por eso encandila cuando se la lee. ¿De qué trata este manual de seducción escrito por una seductora? De nuevo, Tasso enarbola una bandera con el blasón de la revolución: de inteligencia, de autoconocimiento y de erudición.
Presenta su libro como un manual de seducción, pero en realidad es una obra que empuja a la mujer a conocerse mejor y, sobre todo, a dominar las claves de su sexualidad. ¿Es el conocimiento la piedra filosofal de la seducción?
Sin lugar a dudas. Se trata de conocerse mejor a una misma y también, de conocer al otro. Sólo se conoce al “nosotros” cuando el “yo” es algo más que un conocido…
Mucha gente la define como una seductora, pero estoy casi segura de que su inteligencia y su conocimiento echa para atrás a muchos hombres que prefieren, digámoslo así, torear en plazas más fáciles. ¿Debe una seductora esconder parte de sus armas?
Gracias por lo halagos. Una seductora no tiene armas, por lo menos, nadie debe percibir que las tiene. Descubrir un arma, una estratagema o una maniobra es descubrirla como seductora. La seductora eficaz es transparente, en su oscura capacidad de manipulación.
Siempre se ha dicho que el órgano sexual femenino más poderoso es el cerebro y usted afirma que en él reside nuestra “identidad sexual”. ¿Es por eso que el ámbito científico ha despreciado durante tantos años la sexualidad femenina? ¿Tienen miedo de adentrarse en el cerebro de las mujeres, no vaya a ser que se sorprendan?
La mujer ha sido tradicionalmente un elemento tachado. Digo “tachado” porque no podía ser suprimido, pues estaba allí y cumplía una función de perpetuación de la especie. La mujer era un elemento reproductivo y tutorial sobre el que no se podía prestar ninguna atención ni a su maquinaria, ni a su goce, ni a su deseo, pues devenía un ser social conflictivo. Fíjate en los conflictos literarios de nuestra cultura, desde Eva hasta Elena de Troya pasando por Pandora. Cualquier conflicto social que se produjera tenía su origen en ese elemento (la mujer) incapaz de controlar sus apetencias. Eso, por ejemplo, llevó a Alejandro Dumas padre a escribir la famosa frase “Cherchez la femme”; si quieres averiguar el origen de un conflicto, busca la mujer. Con esta premisa, es lógico que como a las ninfas, se nos mirara de reojo, no nos podían exterminar pero sí nos podían extirpar culturalmente de la especie humana.
Hoy en día, la ciencia ya empieza a prestar un poco de atención a este conjunto de leyendas mitológicas que conforman lo femenino, pero no nos olvidemos que lo que la ciencia puede abordar es nuestra “animalidad”, de lo humano que se une a ella sólo se pueden ocupar estudios de carácter humanista y es desde allí donde yo le doy gran importancia a la sexología.
En una sociedad donde los parámetros estéticos que se imponen a la mujer son tan rígidos e irreales, en muchos casos, ¿cómo puede ganar seguridad una aspirante a seductora que no quepa en la talla 38?
Pues sabiendo lo que es una talla 38 y porqué se pide una talla 38.
Usted ha visitado Eivissa en muchas ocasiones. ¿La definiría usted como una isla seductora o seducida por ciertos placeres?
Siempre he considerado a todas las islas como unas seductoras del mar, unas nereidas que roban y le quitan su naturaleza al mar para encarnarse en lo que el mar no es. Eivissa es una de las ninfas del mar más seductoras que conozco pues no sólo ha seducido al mar sino a cualquiera de los viajeros que ponen pie en ella. Es una especie de circe del buen rollo.
Una de las partes del libro que más impacta es aquella en la que usted habla del orgasmo femenino y del desconocimiento que se tiene de él. Así como de la eyaculación se ha estudiado, medido y cuantificado todo, el femenino sigue siendo un enigma. ¿Seguimos arrastrando machismo en el ámbito de la investigación o es que el orgasmo femenino es muy infrecuente entre la comunidad científica?
Es efectivamente absolutamente sorprendente que en el gozo femenino sigamos envueltos en brumas medievales. La pregunta no es saber, por ejemplo, si las mujeres pueden eyacular, sino que cómo es posible que hoy en día sigamos sin saber eso.
El acceso prácticamente universal a Internet en el primer mundo han puesto a tan sólo un click de distancia mucha información sobre sexualidad. No obstante, muchos adolescentes caen en prácticas de las que después se arrepienten o son acosados por adultos. ¿Existe solución para esto o es la cara oscura de un fenómeno que tenemos que asumir?
El problema de la información no es, como se ha demostrado en los últimos tiempos, la cantidad sino los criterios electivos. Es más, un exceso de información lo que normalmente está realizando es ocultar la información de valor. Esto lo vemos a diario y especialmente en cuestiones sexuales. Quien consiguiera comercializar un “discriminador de banalidades” se haría de oro. Sin embargo, al día de hoy, solo tenemos como herramienta el sentido crítico individual y a ese no se le da mucho de comer. En el caso concreto de los adolescentes, este sistema de bibliotecas borgianas sin bibliotecario les pone las cosas más difíciles.
Usted ha sido la voz cantante de “El Club de las Cincuenta”, consistente en una serie de talleres sobre BDSM que ha impartido en librerías de toda España a raíz del fenómeno desatado por Cincuenta sombras de Grey de E. L. James. ¿Cuál cree que ha sido el secreto del éxito de esta obra entre las mujeres? ¿Acaso ha sacado a la luz algo que manteníamos en la sombra?
Cincuenta sombras de Grey es la novela rosa de toda la vida. Un género literario que siempre ha gozado de una enorme aceptación social y del rechazo de la crítica. E. L. James, lo único que ha introducido, y ni mucho menos ha sido ella la primera, es el cambio que va de una carta perfumada al chasquido de una fustita. Esta erótica de seducción, el BDSM, es la teatralización de las fantasías eróticas.
“Seducir es haber sabido dejarse seducir por la lectura”. ¿Qué obras no pueden faltar en la biblioteca de una seductora?
En El método Valérie dedico un capítulo entero, efectivamente, a obras narrativas y ensayísticas. Es importante saber “leer”. Es importante saber descifrar el deseo y para esto, lo mejor es acceder a la expresión del deseo que han hecho diversos autores a lo largo del tiempo.