Pasar apenas una hora en el taller de Xicu Rocha Colomar, de 21 años y herrero especializado en cuchillería y cuchillería ibicenca, es más que suficiente para recibir una lección magistral de este oficio en peligro de extinción. Hasta sorprende que nadie se haya dado cuenta todavía del potencial que tiene Rocha para impartir cursos a las presentes y próximas generaciones.
Él mismo ha llegado a esta profesión por un cúmulo de casualidades. De no ser por Paco Romero, su tutor en el IES Quartó de Portmany, probablemente nunca habría encaminado sus pasos hacia Arts i Oficis. Y, si allí no se hubiese topado con el profesor Nadal March, es muy probable que nunca hubiese llegado a amar la cuchillería tradicional. La guinda la puso el último maestro cuchillero de Ibiza, Joan Bonet, que ha tenido la generosidad de enseñarle todo lo que sabe. Para estas tres personas, Rocha solo tiene palabras de admiración y cariño que se repiten a lo largo de la entrevista.
Inquieto, con don de gentes, resolutivo y resuelto, Xicu Rocha fue un niño «muy movido», admite, pero que sentía una curiosidad innata por los inventos, los experimentos y las herramientas. Desde que era un crío experimentaba con todo lo que tenía a mano en su casa. Y precisamente ahí, en el terreno que la rodea, es donde ha instalado su taller, que ha ido equipando poco a poco.
Mucho antes de convertirse en un virtuoso de la cuchillería, y con solo 14 años, hizo su primer cuchillo. Usó una pletina de acero inoxidable, un soplete, la radial de su padre y bastante fuerza bruta. “Patatero, churrusquero y horroroso”, lo describe mientras lo muestra. Ahora su autoexigencia es tal que de su taller solo salen cuchillos hermosos, bien forjados, perfectamente acabados y con un filo con el que puedes rasurar el vello, preciso como una cuchilla.
“Empecé trasteando con las herramientas de mi padre, pero fue gracias a Paco Romero que descubrí Arts i Oficis y, allí, al maestro Nadal, que me lo enseñó todo. Toda la base me la dio él con enorme generosidad”, relata, agradecido.
En Arts i Oficis aprobó con muy buena nota el Grado Medio de Forja y Herrería y el proyecto final, de sobresaliente, fue un marco con ocho cuchillos de chef.
“Cuando acabé no sabía qué más podía hacer, hasta que encontré la Escuela de Herreros Ramon Recuero de Toledo, donde estuve formándome: hice un montón de cursos de forja artística, cuchillería, tratamientos térmicos y mil cosas más”, explica. Allí obtuvo el título de Maestro Cuchillero y de Futuros Maestros de la Forja Artística.
“Nunca paras de aprender”
Ya en Ibiza, fue Joan Bonet, “el último famoso cuchillero de la isla y un gran hombre”, describe, el que le abrió las puertas de su taller y le enseñó todo lo que sabe de cutxilles.
Con él aprendió, además, que “nunca paras de aprender”. “Él, como yo, quiere que otra gente sepa que esto existe y que no se pierda”, subraya. “Antiguamente cada maestrillo llevaba a la tumba su secretillo y eso ha hecho mucho mal porque se ha ido perdiendo. Joan, sin embargo, no se ha guardado ningún secreto”, valora.
Ahora reivindica que sea más sencillo obtener una Carta de Artesano para personas jóvenes como él, que están empezando, y para los que esa certificación sería un empuje enorme.
Entre nueve y doce horas para hacer un cuchillo
Xicu Rocha emplea entre nueve y doce horas para crear cada uno de sus cuchillos. No hay dos iguales y son pequeñas obras de arte completamente artesanas, desde la hoja al mango.
Se han convertido en piezas apreciadas por cocineros y también recibe encargos para regalo con iniciales grabadas o motivos especiales. Además, cada sábado está en el Mercat de Forada de 10 a 16 horas.
No solo hace cuchillos, también martillos, hachas y otras herramientas como se forjaban antiguamente en la isla. “Algo que siempre ha existido en Ibiza porque se han necesitado para el campo, para los animales, para la matanza…”, explica. Sus trabajos son detallistas e impecables en la factura.
Materiales para hacer cuchillos hay muchos pero Xicu Rocha trabaja fundamentalmente con dos: el acero al carbono C70, una aleación que es muy buena para la cuchillería pero que requiere un buen mantenimiento, y el acero inoxidable 440C, más fácil de conservar. Incluso recicla materiales como ballestas de camión o de todoterrenos antiguos “un acero muy parecido al C70 y muy bueno”, relata mientras muestra una pesada pieza que en sus manos se convertirá en las hojas de muchos cuchillos.
Si la cuchilla es importante no lo es menos el mango. Cuernos, huesos, maderas hermosísimas como la del olivo o la del enebro ibicenco, que es el material estrella, se acumulan en un armario donde las guarda para ir eligiendo las más adecuadas para cada diseño.
Llaman especialmente la atención unas piezas que combinan madera con toques de color de resina de epoxi.
Cuchillos ibicencos
Aunque crea todo tipo de cuchillos y otras piezas de herrería, sus piezas más apreciadas son los cuchillos ibicencos, que son pequeñas obras de ingeniería. Dispone de unos modelos para hacer las hojas que le proporcionó Joan Bonet. El grande, que es casi un cuchillo ceremonial, es el de la matanza del cerdo. Los intermedios se usan, sobre todo, para deshuesar y hacer un trabajo más preciso.
Tampoco falta el más pequeño, llamado punyalet o forquet, que es el cuchillo que llevaban los hombres antiguamente en la cinta. No pocas veces su filo relucía en peleas para pinchar al rival, casi siempre por disputas relacionadas con amoríos en el festeig. “Ahora los hago para cortar el fuet y cosas así”, explica Xicu Rocha, entre risas.
Además, Rocha graba con delicadeza el motivo típico ibicenco en cada cuchillo, ya sea el que él mismo ha creado o el que sigue el patrón tradicional.
Mientras muestra cómo funciona la fragua y cómo se trabaja el metal en el yunque, Xicu Rocha explica que le encantaría convertir esta pasión en su trabajo y ganarse la vida con él pero, por el momento, lo ve más bien como un complemento porque los ingresos son inestables y cada pieza requiere mucho tiempo.
“Por el momento aspiro a que esto se sostenga solo. Poco a poco he ido invirtiendo en mis máquinas los ingresos que he ido sacando”, relata. En estos momentos estudia un Grado superior de Ebanistería en Arts i Oficis para complementar la forja y cree que por ahí podrá encontrar un trabajo más estable de ebanista, pero, eso sí, sin dejar de lado sus cuchillos.
Si anau al Mercat de Forada, entrendeu les seus habilitats. Uns dissabtes enrere, vaig escoltar com li explicava, tots els detalls del seu ofici, a un al.lot que es va parar a observar el seus ganivets.
Enhorabona per en Xicu, i als seus mestres en Paco i en Joan.