Estamos en plena precampaña electoral y el clima político comienza ya a ser irrespirable. Los partidos políticos no pierden oportunidad para arrearse a discreción, a menudo sin muchos argumentos que ofrecer a la ciudadanía, que contempla el deplorable espectáculo con una mezcla de lejanía (porque sabe que de este enfrentamiento no saldrá nada bueno ni solución alguna a sus problemas), hastío (porque la sobreactuación en nuestros representantes, cansa) y asombro (porque cada cuatro años nos vienen con el mismo teatro, cada vez más descarado y sin el menor disimulo).
El último rifirrafe entre los socialistas y los populares ibicencos, se ha originado por el reparto del impuesto de turismo sostenible (ITS), la ecotasa que también pagamos los residentes cada vez que dormimos fuera de casa, aunque no hagamos turismo.
El Consell d’Eivissa, gobernado por el PP y Cs, critica lo que han calificado como un reparto “injusto” ya que no se ha aprobado financiar ningún proyecto de movilidad en Ibiza, cuando sí se dedican recursos al tren de Llevant en Mallorca. Y el Govern balear responde que desde el Consell que preside Vicent Marí no se presentó ningún proyecto de movilidad para recibir financiación del ITS, por lo que era imposible concederles fondos, por más que en diversas reuniones mantenidas entre las dos administraciones, así se solicitase verbalmente.
En este asunto concreto, el Govern de Francina Armengol tiene mucha razón, porque el PP sabe perfectamente que, para aspirar a financiar proyectos con lo recaudado en los hoteles, hay que presentar un proyecto que puede ser aprobado, o no. Y si no lo hace, pues no va a recibir nada y no vale quejarse. Haberlo solicitado cuando tocaba, aunque eso tampoco es garantía de nada, como todos sabemos.
Otra cosa es que desde la institución insular se critique que Ibiza no recibe lo que le correspondería en función de lo que aquí se recauda, algo que ha sucedido siempre, si la memoria no me falla. Pero la responsabilidad del Consell d’Eivissa es optar a la distinta financiación que esté a su alcance, a través de los mecanismos establecidos y que son perfectamente conocidos por todos. No haberlo hecho es su responsabilidad y no puede pretender endosársela a los socialistas, algo que sí hubiese sido pertinente si hubiesen hecho los deberes y los fondos les hubiesen sido denegados, algo que, por lo demás, es lo más probable.
El reparto de la ecotasa y en qué se invierte el dinero recibe críticas desde que se puso en marcha el impuesto, porque se ha pasado de comprar fincas para incrementar los espacios naturales de titularidad pública, a sufragar conciertos de emisoras de Los 40 y ahora también, edificar VPO para destinarlas al alquiler, algo bastante alejado de los fines medioambientales para amortiguar el impacto del turismo en Baleares, para lo que se suponía que debía servir el polémico impuesto que paga todo huésped de un establecimiento hotelero.
Sucede que uno acaba sospechando que desde el Consell d’Eivissa no se presentó ningún proyecto de movilidad para tener un argumento victimista con el que acusar a los socialistas y al Govern balear. Solo eso explicaría tanta desidia. Pero la conclusión, de ser eso cierto, es que les importa más el enfrentamiento político que resolver el problema de la movilidad en Ibiza. Gravísimo, en cualquier caso.