Si en las últimas elecciones municipales del 28 de mayo de 2023 el PP ganó por mayoría absoluta en Sant Antoni fue para, entre otras cosas, poner orden y coherencia en la gestión municipal y también para reactivar la de la Bahía de Portmany. Y eso incluye, por supuesto, volver a abrir la Estación Marítima de Sant Antoni para que vuelvan a llegar barcos de pasaje y carga rodada, como sucedía antes de 2020, que para algo se gastaron 3,1 millones de euros en construirla.
Su cierre y progresiva degradación por capricho de unos políticos incompetentes, que no pierden oportunidad de dilapidar el dinero público en cuanto se les presenta ocasión, es un escarnio para el pueblo entero. Y eso se tiene que acabar porque para eso votaron los vecinos de Sant Antoni y para eso tiene mayoría absoluta el alcalde Marcos Serra.
Los amantes de las prohibiciones y de restringir toda actividad económica, incluso sacrificando la operatividad del segundo puerto comercial de la isla de Ibiza, paralizándolo por completo y permitiendo la degradación de la Estación Marítima, pondrán el grito en el cielo y presionarán al alcalde Serra y a su equipo de gobierno municipal, para que no haga lo que es preciso hacer y para lo que fue elegido con la mayoría necesaria para no ser rehén de ninguna otra formación. Pero si sabe lo que le conviene, a él y también al pueblo entero, colaborará en todo lo posible con Ports de les Illes Balears para que la Estación Marítima vuelva a estar de nuevo operativa lo antes posible, en condiciones de recibir barcos en breve.
Lo contrario es ilógico, ineficiente, limitante, restrictivo y costoso. Y para hacer eso ya estaban los socialistas con sus socios minoritarios. Del PP se espera otra cosa muy distinta. Y ya están tardando.