Estos días se ha producido una noticia de esas que, parafraseando al cómico Joaquín Reyes, “te dejan con el culo torcido”. El Partido Animalista Con el Medio Ambiente (PACMA), según anunció en una surrealista nota de prensa que pasará a los anales de la comunicación, presentó una denuncia formal ante el Seprona de la Guardia Civil contra dos organizaciones tan proclives a torturar animales y atentar contra las leyes de la naturaleza como son Amics de la Terra y el GEN-GOB.
Tal vez algunos lectores despistados barrunten qué tropelía han cometido ambos colectivos ecologistas para recibir semejante correctivo por parte del partido de los animalistas. No teman. Ni al GEN-GOB ni a Amics de la Terra les ha dado por recuperar la siniestra costumbre de arrojar cabras desde los campanarios para alegrar las fiestas patronales, antaño tan en boga en los pueblos de la España profunda. Tampoco pretenden importar a la isla la tradición del toro ‘embolao’ ni fomentar el aniquilamiento masivo de gatos salvajes.
El PACMA ha presentado la citada denuncia porque, los muy pérfidos del GEN-GOB y Amics de la Terra, convocaron un encuentro en la isla “para repartir ratones vivos para ser utilizados como cebo en trampas destinadas a capturar y matar serpientes”. A juicio de este partido político, dicha práctica representa “una grave vulneración de la legislación de protección animal en la que se fomenta la eliminación de serpientes sin control ni justificación científica”.
Añade el PACMA que esta iniciativa “expone a los ratones a un estrés severo, al ser colocados en trampas donde quedan a merced de serpientes sin posibilidad de escape. Además, se explica cómo, una vez capturada la serpiente, se le golpea en la cabeza y se le atraviesa con un objeto punzante para provocarle la muerte”. Concluye el comunicado que dicha práctica puede constituir una infracción administrativa y un delito de maltrato animal hacia los ratones y las serpientes, y por tanto solicitó al Seprona la paralización inmediata del reparto ratonil y la apertura de una investigación para determinar las responsabilidades oportunas.
A los pocos días, les respondió con un elegante artículo la doctora en Biología y Herpetología Mari Antònia Cirer, que, en un tono extraordinariamente comedido a pesar del desvarío intrínseco a la denuncia y la chanza a que se presta el asunto, explicaba a los miembros del PACMA que a veces se produce un enredo interesado entre ecologismo y ecología, y que viene a ser lo mismo que confundir feminismo y ginecología. Subrayaba la científica que los ecosistemas pitiusos nunca han tenido serpientes y, que por tanto, hay que considerarlas una especie invasora o, dicho de otra manera, una plaga. Al contrario que en la península, donde están protegidas porque proporcionan estabilidad a los ecosistemas. Recordaba también Cirer que en Ibiza las serpientes están extinguiendo a las lagartijas, que sí son una especie endémica, y que además los ofidios no tienen depredadores, por lo que hay que buscar soluciones para neutralizarlos.
La doctora incluso desmontaba en un santiamén la cuestión del sufrimiento ratonil, que negaba en redondo bajo el argumento de que las trampas tienen dos compartimentos, impidiendo el acceso del ofidio al roedor. Este último, además, procede de laboratorio y no se inmuta por la presencia cercana de los reptiles. Por último y en relación al sacrificio de las sierpes, proponía un golpe seco, solución que, me atrevo a imaginar, tuvo que provocar sarpullidos, vómitos, diarreas y hasta ataques de epilepsia entre el rebaño del PACMA.
A este paso, dicha gente acabará denunciando la fumigación de mosquitos en áreas de alta incidencia de malaria para impedir que estos insectos transmisores de enfermedades no sufran. Incluso por encima de la enfermedad y la muerte de las personas. El patetismo alcanzado con esta denuncia aberrante alcanza cotas nunca vistas de desinformación, ridículo y estupidez. Conviene, sin embargo, no perder de vista que este partido de indocumentados ha cosechado alrededor de 300.000 votos en algunas convocatorias electorales en nuestro país y que, en las últimas europeas, aún consiguió 160.000 papeletas.
La moraleja de esta historia es que, hoy en día, cualquier sujeto desinformado acaba provocando inútilmente un berenjenal del quince. En este caso no sólo han soliviantado a los voluntarios del GEN-GOB y Amics de la Terra, que destinan su tiempo libre a combatir la extinción de la lagartija ibicenca, en vez de marcharse a la playa o dedicarse a la contemplación de las musarañas. En este caso, también han dado trabajo a los agentes del Seprona, que han tenido que tramitar la denuncia –aunque no me cabe duda de que se habrán echado unas risas a su costa– y ya veremos si el asunto continúa transitando por los vericuetos judiciales, generando más gasto público en una cuestión tan estéril como absurda.
Lo peor de todo es que alguno de estos iluminados, en medio del caos y la desinformación que rige el mundo, puede acabar ascendiendo al poder y gobernando una institución o hasta un país. Que se lo digan a los norteamericanos y al resto de ciudadanos europeos y del mundo, abocados todos a una travesía por el desierto de incierto final, por culpa de un personaje ególatra y mentiroso que se cree tocado por la varita celestial de la infalibilidad.
Pacma viu és seu món…..sense comentaris i sense compromís