¿Quién se acuerda de la pandemia por la Covid-19, que paralizó el turismo y que arruinó a muchas empresas y autónomos? Cuando acabamos de conocer los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre la estadística de Movimientos Turísticos en Fronteras (FRONTUR) y la encuesta de Gasto Turístico (EGATUR) del mes de septiembre, se constata que Baleares tiene más visitantes extranjeros que en 2022.
En lo que va de año, han visitado Balears 12,5 millones de turistas internacionales, un 8 % más que en el mismo periodo del año anterior. Además, y esto es importante, gastaron mucho más que el año anterior. Concretamente un 22,6 % más.
Los turistas extranjeros, mayoritariamente del Reino Unido, Alemania y Francia, permanecen en Baleares una media de 6,3 días y se gastan 192 euros diarios.
En lo que respecta a las Pitiusas, hemos recibido en lo que va de año 3,3 millones de visitantes, un 7,8 % más que en el mismo periodo del año 2022.
El turismo parece haberse recuperado completamente tras la brutal crisis sufrida por la pandemia del coronavirus de 2020 y 2021. La economía y el empleo vuelven a funcionar como antes de aquel parón obligado, lo cual es muy positivo. Pero no es cuestión de olvidar las lecciones que deberíamos haber aprendido.
Seguimos prestando demasiada atención a las cifras de visitantes, que no paran de aumentar, cuando deberíamos fijarnos más en el gasto turístico. Se puede y se debe mantener o incluso incrementar ese gasto turístico, reduciendo el número de visitantes. Ese debería ser el objetivo, a fin de rebajar la presión humana que soportan las islas.
No es fácil, ya lo sabemos, pero los esfuerzos de las instituciones públicas, agentes sociales y sector privado, deben ir claramente en ese sentido.
La población residente sufre las consecuencias de este éxito turístico que ha llegado el momento de atemperar, poniendo el acento en la calidad y no en la cantidad. Y eso es trabajo de todos los agentes implicados.