La gente sufre, a veces de manera insoportable, porque está atada por conflictos que no puede solucionar, aunque se atiborre de pensar, de darle vueltas a las cosas, de recetas psicológicas generalistas, o de pastillas.
A menudo, los conflictos que nos limitan en áreas importantes de la vida, no son susceptibles de ser solucionados de una manera tan racional, con un consejo al uso, con una recomendación general -que tanto pudiera servir para nosotros como para cualquiera, y en el fondo no es para nadie en concreto-. Será necesario un trabajo distinto; ir penetrando en los aspectos más desconocidos de la propia historia, y también, a menudo, derribando algunos mitos que hemos construido sobre nosotros mismos, sobre nuestro pasado y que operan como máscaras o armaduras que no nos permiten crecer.
Nos hacen sufrir cuestiones muy intrincadas y embarulladas en la propia historia personal, en la propia biografía. Es por ello que los consejos superficiales del tipo «psicología positiva», disfrutar de las pequeñas cosas, cambiar algunos hábitos, e incluso relajar el ritmo de vida, muchas veces ni siquiera «rozan» el núcleo de las dificultades que causan un sufrimiento que a menudo es lacerante y que impide el funcionamiento en áreas importantes de la vida, y que, de hecho, para que engañarnos, puede acabar con propia vida.
Ojala existiese un procedimiento inmediato y absoluto para terminar con el dolor y el sufrimiento, pero las soluciones verdaderas requieren de un proceso de elaboración y sobretodo, de la implicación de la persona que sufre, en querer ir descifrando y sabiendo con que tiene que ver aquello que le aqueja. Si terminar con el sufrimiento fuese tan simple como algunos quieren vender, no habría tanta gente teniendo que soportar un sufrimiento tan intenso. Hay un tiempo para ir descubriendo y un tiempo para ir elaborando y concluyendo cada asunto importante, no todo puede ser en el mismo instante.
No hay proceso de curación que no pase por un cuestionamiento y por una indagación de los propios fundamentos, se trata de un camino donde uno mismo debe ir, con ayuda de un profesional, descubriendo soluciones personales a los propios enigmas y contradicciones.
Solo uno mismo puede ir deshaciéndose de esas cadenas invisibles, no hay curación posible desde fuera. Todo lo que se requiere para iniciar este camino es alguien que sufra y se haga preguntas acerca de ses sufrimiento.
Joan Escandell Salvador.
Psicólogo de la Clínica Iniciativas Médicas de Ibiza y Formentera.