Estas últimas semanas se habló mucho de Antoni Arabí, gran futbolista que desde diferentes sectores está recibiendo varios y merecidos reconocimientos por su destacada carrera futbolística tanto en la isla de Ibiza como en la península defendiendo la camiseta del Real Club Deportivo Español de Barcelona.
Por supuesto que todas estas menciones y actuaciones son positivas y bienvenidas, sin embargo y sin querer ofender a nadie, me parece ridículo que se le dedique su nombre a una puerta del estadio de Can Mises o que ahora se le quiera dar su nombre a una sala de juntas del campo de Sant Rafel.
Pues no señor. Don Antoni Arabí Serra ha sido el máximo exponente del fútbol ibicenco. No sólo ha jugado ocho años en Primera División (cerca de 200 partidos), sino que ha sido líder de este equipo y uno de los capitanes durante varios años. Y no ha sido fugaz, ha dejado una huella imborrable y siempre que tiene oportunidad, el club blanquiazul le muestra su agradecimiento y gran cariño.
En Ibiza últimamente estamos perdiendo la cabeza en muchas cuestiones, pero, por favor, más sentido común. Todo esto está muy bien, pero no es suficiente. En este caso que nos ocupa, se le debe de poner el nombre de ‘Antoni Arabí Serra’ al campo de fútbol de Sant Rafel, de donde él es originario.
Y esta decisión no la pueden tomar ni la Federación, ni los clubes, ni el C.F. Sant Rafel ni tampoco su actual junta directiva. Este acuerdo lo debe de aprobar el pleno del Ayuntamiento de Sant Antoni de Portmany, que por algo el campo es municipal y, además, ello es un reconocimiento dentro de lo que son las distinciones y honores que se otorgan a los ciudadanos más destacados de un municipio.
Antoni Arabí, es el mejor jugador ibicenco de todos los tiempos, además de ser una gran persona.
Aprovechen que el 13 de noviembre Toni cumple 70 años y esto sería un bonito y justo regalo.
Pep Ribas Ribas