Del mismo modo que se protege la biodiversidad para que ninguna especie natural desaparezca, sería deseable que se protegieran a sí mismos los partidos políticos para evitar caer en el ostracismo. Pero es muy difícil eludir la muerte política anticipada cuando uno pone todo de su parte, aunque a veces sea inevitable un desenlace luctuoso por mor de los errores cometidos. Este es el caso de Ciudadanos (Cs), un partido en grave peligro de extinción cuyos despojos se rifa el PP.
Maxo Benalal podrá presumir de ser el primer diputado autonómico por Eivissa de Cs y también el último. De hecho, ya no es de Cs porque ha sido expulsado por “infracciones muy graves”, según ha hecho saber el partido, aunque sin ofrecer más detalles, lo que tampoco es muy correcto. También podrá alardear de ser el único político al que el Parlament le reclama la devolución de 15.000 euros en dietas indebidamente percibidas, aunque sólo será porque fueron indebidamente abonadas, razón por la cual alguien debería dar explicaciones y asumir alguna responsabilidad. Con lo que ha pululado por el antiguo Círculo Mallorquín, ¿sólo el ibicenco ha abusado de las dietas? Cuesta creerlo.
Benalal, en un postrero acto de indignidad, no entregará su acta de diputado como le pide la coordinadora de Cs en Balears Patricia Guasp y aún antes el coordinador de Cs Ibiza, Javier Torres. Eso obligará a sus compañeros de grupo parlamentario a expulsarle del grupo para sacarle por las malas de la Mesa del Parlament»
Benalal, en un postrero acto de indignidad, no entregará su acta de diputado como le pide la coordinadora de Cs en Balears Patricia Guasp y aún antes el coordinador de Cs Ibiza, Javier Torres. Eso obligará a sus compañeros de grupo parlamentario a expulsarle del grupo para sacarle por las malas de la Mesa del Parlament.
¿Se puede ofrecer una imagen más lastimosa y denigrante de la política? Pues ahí la tienen, gentileza de la formación que presumía de venir a regenerar la vida pública en base a unos principios éticos más elevados que el resto. Ya se ha visto.
Hay un agravante: Benalal manifestó al ser designado candidato por el partido en abril de 2019 que deseaba ser elegido para que “por una vez, un parlamentario no se olvide de dónde viene y quién le votó” (Periódico de Ibiza y Formentera, 22/4/2019). Transcurridos dos años, ya se le ha olvidado.
Lo que quede para las próximas elecciones, Maxo Benalal lo pasará en el Parlament como diputado del grupo mixto, vegetando y encarnando lo peor de la política. Pero él seguirá cobrando, aunque no tanto como hasta ahora. Al menos así podrá devolver la pasta que se le reclama… ¿No es edificante?