‘La Mirada’ de Juan Antonio Torres
El inicio del siglo XX fue, en Ibiza, una época de gran fervor patriótico. A la exaltación de la figura del general Vara de Rey, en 1901, le siguió la exaltación de nuestros primitivos pobladores debido a los descubrimientos arqueológicos llevados a cabo por diversos visitantes y por aficionados ibicencos encabezados por Arturo Pérez-Cabrero Tur, secretario del ayuntamiento de la ciudad, lo que motivó la creación, en 1903, de la Sociedad Arqueológica Ebusitana a los fines de crear un museo arqueológico; le siguió la exaltación de los marinos corsarios ibicencos, en 1905, como grandes benefactores en la defensa de la ciudad, la isla y la patria española ante el enemigo, a partir de un escrito del joven seminarista, Isidoro Macabich Llobet, publicado en el Diario de Ibiza del día 2 de junio de 1905. El artículo, titulado Una fecha y un proyecto, resaltaba la importancia de nuestros corsarios ibicencos, aunque fueran de clase humilde y no reconocidos en su isla, así como del desigual combate naval entre el corsario ibicenco Antonio Riquer Arabí y el corsario italiano Miguel Novelli Il Pappa, con saldo a favor del ibicenco, proponiendo la construcción de un monumento a nuestros corsarios aprovechando que, el 1º de junio de 1906, sería el primer centenario de aquella gesta.
La importancia de nuestros corsarios se vio resaltada por la falta de protección de la Corona a las costas de Ibiza y del Levante español, sobre todo a partir del aumento del tráfico marítimo español hacia América y de sus competidoras Francia y Gran Bretaña. La construcción de barcos en los astilleros de Ibiza era importante y muy apreciados. Fue durante el siglo XVI, que Felipe II decide fortificar diversos territorios estratégicos del Imperio español ante los ataques turcos, siendo prueba de ello nuestras murallas defensivas del Castillo y Real Fuerza de Ibiza, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en diciembre de 1999. Los siglos XVII, XVIII y principios del XIX fueron el momento álgido de nuestros corsarios. De la defensa de la isla a los ataques berberiscos y turcos se pasó a la defensa contra los buques enemigos franceses o ingleses, según las épocas. La proeza del corsario ibicenco Antonio Riquer Arabí, comandando su jabeque San Antonio y Santa Isabel, contra la goleta Felicity, comandada por el corsario italiano Miguel Novelli Il Pappa, a las órdenes de la Armada inglesa de Gibraltar, perduraba aún en la memoria colectiva del boca a boca.
La exaltación de la patria chica se hizo patente en un acuerdo del Ayuntamiento de Eivissa, de junio de 1905, presidido en aquel entonces por Bartolomé de Roselló Tur, haciendo suyo el proyecto propuesto por Macabich y creando una Comisión del Centenario para poner en marcha el proyecto y recaudar fondos. El 1º de junio de 1906, se puso la primera piedra en la plaza del Marino Riquer para dicho monumento, donde participaron todas las corporaciones municipales de la isla y sociedades culturales y amenizado el acto por la charanga La Armonía, fundada y dirigida por Manuel Marí Seguí que, supuestamente, estrenó el pasodoble Combate Naval, compuesto para la ocasión por Juan Mayans Marí, el 16 de abril de 1906.
De inmediato, la Comisión del Centenario abrió suscripciones públicas, organizó tómbolas y espectáculos en el teatro Pereira para recaudar fondos; se hicieron varias gestiones para un proyecto de monumento, siendo, finalmente, encargado su realización al arquitecto catalán Augusto Font y Carreras por un presupuesto de más de 9.000 pesetas de la época. Tras diversos diseños y un larguísimo paréntesis de nueve años para recoger el dinero suficiente para sufragar el monumento, en el que colaboró también el Rey Alfonso XIII, el Ministerio de Marina tras numerosas peticiones, el Ministro de Marina, el Gobierno Civil de la Provincia, numerosos marinos de toda España e ibicencos residentes en el extranjero, fue instalado en el muelle de la Consigna e inaugurado el 6 de agosto de 1915, festividad de San Salvador, Patrón de la Marina Ibicenca, a los sones de la Banda de la Misericordia de Palma venida a Ibiza para la ocasión. El Ayuntamiento de la ciudad organizó al finalizar el acto una merienda popular en los Molinos, con acompañamiento de dicha banda de música, merienda que podríamos considerar como la primera berenada oficial organizada durante las fiestas patronales.
Con el paso de los años, el alcalde de Eivissa, Enrique Mayans Tur, permitió que, el 6 de agosto de 1987, algunas discotecas organizaran una fiesta de desembarco pirata en el puerto, acto que incluyó dentro del programa de las fiestas patronales. Esta fiesta tuvo fallos de organización y un retraso de más de dos horas, lo que motivó disculpas del alcalde. El año siguiente, el concejal de Cultura, Felip Cirer Costa, organizó en dicha festividad un solemne homenaje a los corsarios ibicencos delante de su monumento, acto que continuó durante los años siguientes. Durante el acto de homenaje a los corsarios, organizado el año 1990, la Agrupación Musical Borjana de Zaragoza reestrenó el pasodoble Combate Naval. Desde 2000, fue siendo suprimido este acto por el Ayuntamiento Ahora miramos este monumento a los gloriosos corsarios ibicencos, propiedad de la ciudad, y da tristeza ver su abandono y menoscabo dentro del nuevo diseño portuario, con aparcamiento de bicicletas en su frontis.
Muy buen artículo. Enhorabuena. Me lo descargo y lo incluyo en mi archivo de Ibiza, sección corsarios.
Excelente una vez más.. Enhorabuena