Entre algunas cosas agradables, la vida te da también cada palo que te deja electrocutado. No es suficiente con tener uno de los grupos de empresas más importantes de Eivissa. Entre éxito y éxito económico aparece siempre un momento dramático que consigue amargarte algunos momentos de la existencia. No es suficiente ser uno de los hombres más poderosos de todo el país porque siempre hay un listo -o un tonto- que te jode la marrana (con perdón por la expresión soez). La opinión pública pitiusa alucina estos días con el baile de cifras que unos agentes de seguridad consiguieron llevarse del edificio del Grupo de Empresas Matutes, un botín que en realidad es como un dulce envenenado para los malhechores a la viesta de los acontecimientos posteriores al robo.
No contenta con ese suceso, la mala suerte ha continuado cebándose en el mismo núcleo y una de las plantas del edificio contiguo pero de casi idéntica paternidad ha estado a punto de sucumbir pasto de las llamas que unos desaprensivos de identidad aún desconocida prendieron justo donde están instalados los locales del PP. Para culminar la faena la formación política de la que el presidente del grupo de empresas dimitió tendrá que hacerse cargo de parte de la reforma a la que tendrá que semoterse al local. Como decía un amigo mío, triste y demasiado prematuramente fallecido, esta resolución viene a ser lo mismo que aquel al que sodomizaron y encima se limpiaron con la cortina.
He procurado quitarle hierro a tan brutal situación, pero supongo que se entiende. Así anda el gran empresario, un gran sultán, en estas últimas semanas, de disgusto en disgusto y de palo en palo. Un moralista sostendría aquella gran mentira de las muchas que encierra el refranero español (o es una frase que recoge la Biblia) de quien siembra vientos recoge tempestades. Como signo de solidaridad con la prnicipal víctima de esta suecesión de acontecimientos lamentables me aferraría a ese otro dicho que afirma que no hay mal ni bien que cien años dure, aunque nuestro protagonista mantiene una media de noventa y nueve años buenos por uno de malo.
Cuando se arriesga tanto en la vida, en los negocios y la política no es un mal promedio. Mientras la opinión pública sigue haciendo números y cábalas sobre la cantidad, la procedencia y el destino final del botín apropiado por esos malos agentes de seguridad, que más que ángeles de la guarda parecen demonios de la inseguridad, aunque para ellos el bien no ha durado ni tres días. También especula, y mucho, entre la opinión pública, siepmpre tan cruel, sobre la identidad y autoría real de los matones que agredieron con violencia a los presuntos autores del robo muchimillonario a ese importante grupo de empresas.
Parece que los estes justificando..
Parece que los estes justificando..