La Asociación Ibiza Half Triathlon ha anunciado este jueves el cese de todas sus actividades relacionadas con la organización de eventos deportivos en Eivissa. Esta decisión toma el testigo del Automóvil Club de Ibiza y Formentera, que ya alertó a principios de agosto de que un evento tan popular en la isla como la Pujada a sa Cala corría peligro por el retraso en el pago de las subvenciones del Consell. El hartazgo de las entidades deportivas con las instituciones no es algo nuevo y lo hemos vivido durante los últimos años. Sin ir más lejos, el Club Voleibol Eivissa ha visto peligrar su proyecto en la máxima categoría del voleibol nacional en varias ocasiones por este mismo asunto, que dinamitó la paciencia de un trabajador incansable como es el expresidente Javi Escandell.
Antes de analizar el tema que nos ocupa, que es el retraso del pago de las subvenciones (concedidas) a los clubes deportivos, cabe destacar algunos datos para centrar el debate. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha catalogado la obesidad infantil como una epidemia. Un estudio avalado por el organismo internacional y llevado a cabo por la Imperial College de Londres alertó de que ha crecido de manera exponencial durante las últimas cuatro décadas. Mientras que en 1975 había en el mundo 11 millones de menores de edad obesos, en 2016 la cifra ascendió a 124 millones. La pauta de la OMS marca que los menores deben invertir, como mínimo, 60 minutos en llevar a cabo ejercicio físico moderado cada día. ¿Cuántos niños y niñas conocen que lo hagan? Esto nos deja un escenario preocupante en el que, sin lugar a dudas, las instituciones y los medios de comunicación juegan un papel relevante para revertir la situación. Su promoción es una obligación, no un capricho de un trasnochado.
Pero los clubes no pueden basar su trabajo en la aportación de las instituciones. Es un error del que ya tenemos muchos ejemplos en las Pitiüses. Las entidades deportivas deben hacer un uso responsable del dinero público, que no puede servir para insuflar grandeza a proyectos desproporcionados fruto de algún deportista frustrado reconvertido a directivo. Sin embargo, Ibiza Half Triathlon ha demostrado que no es el debate, ya que reclaman una partida económica aprobada para eventos llevados a cabo en 2016. ¡Hace dos años!
Durante este periodo, los representantes políticos del Consell de Eivissa han tenido mucho tiempo para hacerse fotos y viajar a ferias y a congresos. Especialmente los del departamento de Turismo, que no tiene conseller propio y que encabeza el presidente, Vicent Torres. Para lo que no han encontrado un hueco en su agenda es para buscar una solución a la encrucijada en la que han situado a los clubes ibicencos, obligados a plantarse ante una inoperancia intolerable.
La máxima institución insular ha pedido disculpas en un comunicado pasadas las cuatro de la tarde, en el que vuelve a prometer que todo saldrá bien y que tranquilizan a los clubes, pensando que sus responsables viven en un lugar parecido al mundo de Yupi. Los periodistas sabemos que los dirigentes acuden a nosotros cuando ya han agotado todas las vías posibles y que no ven otra salida que la de presionar públicamente para cobrar lo que llevan dos años esperando. No siempre se publica todo lo que se sabe para, precisamente, no perjudicar a alguien que invierte centenares de horas de su tiempo libre en fomentar el deporte base; para no hacer daño al que no lo merece. Es una especie de autocensura, que funciona de freno ante la sospecha de que alzar la voz conllevará represalias. Para colmo, en el comunicado aparecen declaraciones del director insular de Deportes, Fernando Gómez, y de su homólogo en Turismo, Vicent Torres ‘Benet’. Dos cargos que no tienen firma ni potestad en este descalabro, del que no son sus responsables últimos. Un dirigente de un club deportivo de Eivissa me confesaba durante los últimos días que no sabía ni qué cara tenía el conseller David Ribas, que no aparece en una competición ni para la foto.
El actual equipo de gobierno tenía dos grandes retos en materia de deportes cuando tomó las riendas del Consell. La principal era encontrar un hogar para los pilotos de autocross, motocross y quads. Después de tres años y algunos meses, el proyecto del Parc Motor (que únicamente contempla las motos) sigue dando vueltas por la avenida de Espanya sin pasar el trámite de la Comisión de Medio Ambiente de Balears (Cmaib). Lo peor de todo es que nadie confía en que la construcción comience antes del final de la legislatura. La otra era encontrar una vía eficiente para que los clubes pudieran cobrar las subvenciones aprobadas lo antes posible. Y ya ven cómo está el panorama.