@Julio Herranz/ En estos tiempos acelerados en los que no hay tiempo apenas para mirar atrás, resulta meritorio, y casi insólito, que alguien relea. Una pena, porque la relectura es la mejor lectura, la que más aprovecha, ya que la primera es más bien información, cuando no compromiso que cumplimos, sobre todo, por no quedar mal con los amigos. Por ejemplo, y particularmente, cuando nos regalan un libro. Máxime, ay, si es de poesía, un género para cuya lectura se requiere un estado de ánimo especial, más sosegado y empático que para leer novelas. Y como nunca se debe generalizar, me refiero por lo menos a mi caso, que es el que mejor conozco, claro.
Pues fue gracias a una oportuna relectura por la que hoy contamos con un hermoso libro nuevo de poemas inéditos: Bajo las raíces (40 años de ‘Sepulcro en Tarquinia’), edición de Ben Clark, que acaba de aparecer en la editorial sevillana La isla de Siltolá. Pues al releerlo el pasado año, el poeta ibicenco observó que en este 2015 se cumplirían cuatro décadas de la publicación de la obra, merecedora de destacados reconocimientos. Se trata de trabajo colectivo original que evoca y reflexiona en torno a uno de los poemarios acaso más celebrados de la ya amplia, rica y variada obra lírica del amigo Antonio Colinas, leonés de origen pero tan cercano y unido a estas islas desde la década de los setenta.
El resultado del conjunto me parece estupendo. De dispar apreciación, por supuesto, según sean los gustos de cada lector; pero con un amplio muestrario de 53 poetas que reúne una serie de nombres de primerísima fila de nuestra poesía, como Pablo García Baena, Antonio Gamoneda, Francisco Brines, Luis Alberto de Cuenca, Francesc Parcerisas, Clara Janés, Luis Antonio de Villena, Jaime Siles, Antonio Carvajal, Chantal Maillard, Juan Cobos Wilkins o el propio Colinas, quien, además de poema nuevo para la ocasión, escribe un interesante epílogo (‘¿Un libro con fulgor?’) contando cosas interesantes sobre el proceso de creación de Sepulcro en Tarquinia y de cómo se inscribe en el conjunto de su obra. Más otros nombres emergentes de mérito, como el propio Ben Clark, Andrés Catalán, Javier Vela, Antonio Rivero Taravillo y algunos más que apenas he leído, pues a estas alturas de mi biografía me da algo de pereza descubrir nuevas voces. Y en medio, otros nombres que, más o menos, también cuentan en la larga nómina de cultivadores de la lírica nacional.
Se trata de trabajo colectivo original que evoca y reflexiona en torno a uno de los poemarios acaso más celebrados de la ya amplia, rica y variada obra lírica del amigo Antonio Colinas.
Valga, pues, que aproveche este rincón semanal que me ofrece Noudiari.es para que desde él dé un cálido aplauso a Ben Clark por su loable iniciativa, invitando a los lectores a que se hagan con un ejemplar de Bajo las raíces. Su lectura (y relectura, por supuesto) merece la pena; tanto por la notable calidad de la mayoría de los textos como por la variedad de registros y propuestas, formales y de fondo. Supongo que el libro será presentado en la isla cuando, como cada verano, Colinas vuelva a visitarnos. Será entonces la ocasión propicia para el brindis público.