La noche de ayer me llevó, tras una cena en la Plaça de sa Drassaneta, a pasear, por mera curiosidad, por el puerto de Vila. Tenía la imperiosa necesidad de saber si el yate ‘Prince Abdulaziz’ había regresado de s’Espalmador después de ver por la tarde, y a través de una página que geolocaliza las embarcaciones, que se hacía de noche, llegaba la tormenta y el príncipe saudí y su comitiva seguían ahí fondeados. Disfrutando del paraíso que debe ser ahora estar fondeado en s’Espalmador. Solo.
Y sí, el Prince Abdulaziz había regresado a puerto. Pasaba ya, y de la largo, la medianoche y pude comprobar cómo el último forastero no solo no había llegado a puerto sino que era el ‘sheriff’ del recinto portuario.
En tan solo unos minutos, los que separan andando es Martell de la estatua del pescador, una docena de coches, de alta gama, sin tonterías, Mercedes y Audis y con matrícula HH, salían y entraban del puerto de Vila. En sólo uno pude ver a una mujer con la cabeza cubierta. El resto ocupado por una sola persona o, como mucho, dos.
Uno de los conductores me saluda animadamente en varias ocasiones y me da las buenas noches mientras permanezco ojiplática y espantada ante dicho espectáculo de motor.
Salen y entran sin dejar tiempo para recomponerte después de ver el último vehículo que brilla más, es más grande y luce de manera imperiosa en un puerto vacío, solo ocupado por ellos. Incluso una barrera, que se traduce en una ridícula cadena, permite el paso, o no, a los vehículos hasta el final del puerto, hasta los duques de Alba, lugar de atraque del ‘Prince Abdulaziz’. Esa barrera está custodiada por dos chicos con rasgos árabes, como el resto de personas que alaerdan al volante de los vehículos.
A pesar de las excentricidades que cuentan, de las propinas que dicen que deja -nunca me llegó ninguna-, de la inimaginable vida del príncipe saudí y de lo irrisible que debe ser para él las sanciones que le imponen por incumplir los horarios del puerto, sorprende la imagen que ofrece el puerto en un miércoles de casi invierno. Con ese trajín de coches de alta gama. Arriba y abajo. Convirtiéndose en el auténtico rey del puerto de Vila.
Mi curiosidad sigue y veo cómo hasta cinco vehículos permanecen estacionados en la rotonda de los podencos, en el interior del recinto de Autoritat Portuària. Imagino que deben estar al acecho por si alguna de las personas que conforman la comitiva del principe saudí, que previsiblemente se encuentra en el Casino o está a punto de acudir, se quiere mover.
Regreso a casa. Ya toca. Avui es dia d’ordi, que diría mi padre.
En el primer cinturón hay un cartel que advierte de la prohibición de circular por esta carretera el próximo domingo por una prueba deportiva. Tras repasar mis planes domingueros y cómo esquivar la prueba deportiva, un vehículo me adelanta a todo trapo.
Un Audi color gris matricula HH. La cilindrada no me alcanza para diferenciar el modelo, tampoco mis conocimientos. Es uno del séquito del último forastero, del poderoso caballero Don Dinero.
Ni para la cilindrada, ni para el modelo, ni para las matrículas (la matrícula HH simplemente indica que estan matriculados en Hamburgo).
Cuando un@ se pone a escribir mucho… sin decir nada… y el poquitin resumido aburre acaba uno en nada… Bueno, tal vez el chiste de la hamburguesa
No sé si ets més curt o pesat.
Pues yo lo tengo claro… pero ni lo uno ni lo otro… otra cosita.
Està clar… Un tros d’ase!
Me resulta fácil al leer tu articulo imaginarme a una «periodista» aburrida en la isla a finales de octubre intentando convertir en noticia con matices peyorativos aquello que no deja de ser un bendito flujo económico más del cual la isla se nutre. Si, esta isla que vive del turismo y de clientes como estos. Si te quedas espantada por ver un puerto con coches de alta gama escóndete en una cueva.
Carlitos, estimat, gent com tu i com es príncep aquet és lu més ens sobra a Eivissa així que anau tallant.
Estimada…
Imagino eres la tipica indigena de lugar tan pequeño como la estrechez de mente que lleva a determinados talibanes a establecer que, quien etc etc etc cosa, persona etc etc sobra o esta demas en determinado lugar que se considera como propio y exclusivo.
Sois cuatro gatos, pero tranqui, que ni sobrais ni estais demás… dais un toque curioson al terreno.
Coincido con la idea perfectamente expresada por Carlos.
Què dius tros d’ase?
Estimada … O andas atranca o te va el corta y pega o estas repleta de un solo interrogante XDDDD
jo crec que no sobra ningu, empero tots feim falta -uns mes que altres…—-