Si le ha sucedido a Calvià, le puede suceder a cualquier Administración. Y si en Ibiza le ha pasado al Ayuntamiento de Sant Antoni, le puede suceder a cualquier otro consistorio. Sobre todo si no se adoptan medidas de seguridad preventivas, si se tienen ordenadores viejos, con un sistema operativo obsoleto, con antivirus desactualizados, sin hacer copias de seguridad y sin duplicar sus servidores. Y aún tomando todas estas precauciones, nadie está completamente a salvo.
El cibercrimen es el mal de nuestro tiempo. Nadie está libre de ser víctima de un fraude, de una suplantación de personalidad, de un robo de códigos y contraseñas que den acceso a información privada, sensible y de ámbito privado e íntimo. Nadie. Ahora mismo los ciudadanos tienen más probabilidades de ser víctimas de un robo de dinero de su cuenta bancaria, antes que ser atracados por la calle a punta de navaja, o sufrir el hurto de la cartera por la calle. Lo malo es que la mayoría de nosotros no somos conscientes de esta vulnerabilidad y muchos ni siquiera se enteran de que les han robado algunos euros de la cuenta, hasta que el estropicio es grande y evidente, por lo que a menudo ni se denuncia. No digamos ya el escaso éxito de las Fuerzas de Seguridad en atrapar a los ciberdelincuentes, que con frecuencia operan fuera del país, en cualquier lugar del mundo.
Ante el ataque tipo ‘ransmoware’ que sufre el consistorio presidido por Marcos Serra (PP), donde ciberdelincuentes se han apropiado de información y la han encriptado, exigiendo el pago de un rescate para proporcionar los códigos de desencriptado, no hay otra opción que denunciar, lo que no servirá de nada; restaurar todos los equipos y servidores de cero, lo que llevará tiempo y jamás pagar a los cibercriminales.
Pero tanto en el caso de Calvià como en el de Sant Antoni, procede preguntarse qué ha fallado y si lo sucedido podía evitarse, pues puede darse el caso de que en pocas semanas en la Deep Web aparezcan datos personales de vecinos de esos municipios, donde los ciberdelincuentes pidan dinero por hacerlos desaparecer, algo que sucede a menudo. Y alguna responsabilidad debe exigirse a las Administraciones que están en posesión de tales datos, sobre todo si no los custodian como es debido, algo que cabe sospechar que sucede en la mayoría de casos. Y no pasa nada.
Te ha saltado una tecla, algo muy normal. Es ransomware(rescate) en inglés, un tipo de malware. Otro ‘palabro’ que deberíamos buscarle una definición exacta en castellano.
Vaja tela que això passi a un ajuntament on s’alcalde és informàtic de professió.