Los españoles son unos llorones. Siempre quejándose por todo, lamentándose y envidiando la suerte ajena. Pueblo de gente resignada, conformista que, en vez de aprender del éxito ajeno, disfruta difamando y envileciendo al que triunfa.
Y si los españoles son miserables, el gremio periodístico es el que se lleva la palma en cuanto a envidia y rencor. Que si el oficio cada vez está más denigrado, que si pagan mal, que si no se puede vivir, etc, etc. Todo falso. La prueba la tenemos en esa extraordinaria mujer, Irene Zoe Alameda, que a través de su alter ego Amy Martin le sacó una pasta a la Fundación Ideas [fascinante nombre] cobrando 3.000 euros el articulillo. No está mal: sale a 16 céntimos por carácter y a unos 12 euros la línea. Además, ¡es todo un artículo de Amy Martin/ Irene Zoe Alameda! Un plus de calidad incomparablemente superior a esos premios Nobel de mierda como Mario Vargas Llosa o Paul Krugman.
Ustedes pueden objetar: “aquí hay trampa, ya que el director de la Fundación Ideas, Carlos Mulas, era el marido de esta señora”. A lo que debo responder: ¿cual es el problema? La caridad entendida siempre empieza por uno mismo y no hay nada más triste que la pobreza. Así que, si tienes a tu marido metiendo el cazo en el PSOE -Carlos Mulas fue asesor económico de Zapatero y es uno de los que redactó su programa electoral de 2008-, ¿por qué no pedir que te contrate -con nombre falso, eso sí- y te pague un pastizal y que, de paso, te subvencione tus hobbis como hacer peliculillas? A eso, en España, desde siempre se le ha llamado espabilarse y buscarse la vida. Porque en España, la sociedad se divide entre los que lloran y los que se espabilan, medran, descuelgan el teléfono, se arriman a quien haga falta, dan golpecitos a la espalda, se inclinan, adulan, pelotean, pisan moqueta y hacen despacho. Esos son los triunfadores.
Otro ejemplo a seguir lo tenemos en el ínclito señor Ángel Carromero. Con seis millones de parados, algunos agoreros quieren transmitir la imagen de que España es un erial sin futuro, un lugar donde es imposible ganarse la vida. Carromero demuestra que esto no es así y la prueba es el sueldazo de 50.000 euros al año que se ganará por hacer unos trabajillos asesorando al Ayuntamiento de Madrid.
Evidentemente, para que te den un trabajo tan bien pagado hay que tener un currículum impecable, y Carromero lo tiene: acababa de cargarse a dos tipos después de estampar un coche que conducía sin carnet. Con estos poderes se presentó Carromero a la entrevista de trabajo, con esto y con el carnet del PP en la boca, salvoconducto que le ha servido para obtener una auténtica bicoca.
Estos ejemplos demuestran que España es un país lleno de oportunidad y donde el talento -para el chorreo, el oportunismo y el medraneo- son cumplidamente correspondidos. Este es el juego. Quien quiera su parte, ya sabe lo que hay que hacer. Quien no lo haga -por principios, por ética, por moral o por cosas de esas- que se muerda la lengua y se vaya a llorar a su casa.