Algunos los denominan “activistas climáticos”, otros los califican de “activistas alimentarios”. Yo los considero delincuentes que debieran ser detenidos y entregados a la autoridad judicial para ser juzgados y, en su caso, condenados.
Es inaceptable que, en nombre de la lucha contra el cambio climático, un grupo de radicales como Futuro Vegetal y Extinction Rebellion, que son lo mismo, se sientan con el derecho de atacar la propiedad privada. Sus últimas acciones criminales perpetradas en Ibiza no son simples actos de protesta, sino verdaderos actos vandálicos que incurren de plano en el delito sin el menor pudor, por lo que deberían ser tratados como lo que son. No importa cuán noble sea la causa que dicen defender. Sus métodos se basan en la violencia, por lo que los deslegitiman.
Causar daños a propiedades, como lo han hecho en la residencia de Messi en Ibiza o más recientemente en un hotel de Ibiza porque, según afirman, sus propietarios son israelíes y colaboradores con el sionismo, ya que ofrece descuentos a soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel, es, como bien denuncia la presidenta del Govern, Marga Prohens, un acto antisemita deleznable.
No se trata de gestos de protesta o acciones revolucionarias para golpear la conciencia de la sociedad. Nada de eso. No hay ni pizca de épica ni ética a agresiones violentas que afectan, no solo a los propietarios, sino a toda la sociedad ibicenca. Este tipo de acciones solo consiguen desacreditar las legítimas preocupaciones ambientales y convertir a estos activistas en delincuentes comunes que deben responder ante la ley por sus actos.
Es hora de que la sociedad y las autoridades digan ‘basta’ a estos comportamientos que debemos desterrar. No puede haber impunidad ante radicales violentos que creen poder imponer su agenda política a través del delito y de amenazar, intimidar y atemorizar a sus víctimas, haciéndolo orgullosamente y a cara descubierta. En la cárcel hay gente presa por muchísimo menos.
La casa tenía permiso de ampliación?????