¿Qué tiene que pasar para que nuestros gobernantes decidan resolver, de una vez, la brutal injusticia que supone que los funcionarios del Estado no quieran venir destinados a las Pitiusas porque no les resulta atractivo económicamente y no les sale a cuenta?
Los sindicatos y asociaciones profesionales vienen denunciando hace ya muchos meses, sino años, que la carestía de vida en Ibiza y Formentera no está debidamente compensada a través de la indemnización por residencia (lo que se conoce como el plus de insularidad), que es vergonzosamente irrisorio y está desfasado: 90,55 euros al mes. ¿No es un escarnio?
Por decirlo claramente, los únicos guardias civiles que quieren trabajar en las Pitiusas son los que tienen asignado un pabellón oficial en una casa cuartel. Aquellos que no tienen la suerte de ser tan agraciados (que además son muy pocos), suspiran por irse a la península a la mínima oportunidad.
Las plantillas de Guardia Civil están muy por debajo de lo que establece el catálogo de puestos de trabajo, lo que significa que la sobrecarga laboral a la que están sometidos los funcionarios destinados en Balears es enorme. Y encima mal pagados, con enormes dificultades para sostener una familia e incluso para encontrar una habitación compartida. ¿No se dan cuenta de lo que esto significa?
¿Qué piensan hacer cuando no haya personal sanitario suficiente, ni policías, ni trabajadores para las contratas de los servicios de limpieza? ¿No se dan cuenta de que las Pitiusas van directamente al colapso total, si no lo están ya?
Algunos están muy preocupados por el colapso en las carreteras, cuando realmente el caos se respira ya en todos lados: en los hospitales y centros de salud, en las comisarías, en la Agencia Tributaria, en la DGT, en las paradas de taxis, en los hoteles y restaurantes…
La sociedad Pitiusa, y con ella sus gobernantes, están pasando olímpicamente de una situación calamitosa que nos sitúa al borde del precipicio. Se nos reitera machaconamente con el mantra de la importancia de los servicios públicos y consentimos que los guardias civiles recién salidos de la academia, que van a venir a Ibiza, vayan a tener que dormir en sus coches particulares (el que tenga la suerte de tener uno) porque no tienen dónde alojarse con el exiguo sueldo que cobran. Y nadie hace nada.
Ahora hemos oído alzar la voz al presidente de la Cámara de Comercio de Ibiza y Formentera, Carlos Marí Mayans, quien califica la situación de “insostenible”, haciéndose eco de las alarmantes denuncias formuladas por las asociaciones profesionales de guardias civiles. Pero ni por esas…
El Gobierno de España es el principal responsable de este drama, aunque tiene muchos cómplices, porque el uno por el otro, la casa sin barrer. El que tenga casa, claro…
Home, els pots ajuntar i explicar-los com un ex integrant de la benemèrita vingut a menys pot viure d’escriure articles tendint a zero originals i de fer la pilota a qui sigui amb tal de figurar. Clar que potser veurien en tu un frau de vida.