@Vicent Torres / Ha llegado la hora. Sí, tiene que ser ahora. No puede pasar ni un segundo más. La manifestación feminista de ayer tiene que ser la última de la historia que reivindique la igualdad entre hombres y mujeres; la última que conviva con el terrorismo machista; la última que nos haga sonrojar porque una mujer cobre menos a final de mes por hacer el mismo trabajo que un hombre; la última en la que nos hagan ver que un hombre lo tiene mucho más fácil para acceder a un cargo de responsabilidad; la última que denuncie la trata; la última de una sociedad que venda muñecas para ellas y coches de policía para ellos; la última del azul y el rosa.
Ha llegado la hora de castigar el machismo. Es el momento de prenderle fuego a su caverna y arrancarle el taparrabos; de dotar de fondos a la causa; de financiar como toca los juzgados de violencia machista; de que haya suficientes policías para proteger a las mujeres amenazadas; de que haya pisos disponibles para que huyan del horror y de que los niños y niñas no tengan que quedarse nunca más huérfanos de madre.
Ha llegado la hora de dejar de hacer chistes baratos sobre quién aparca mejor; sobre quién barre mejor; sobre quién cocina mejor; sobre quién plancha y sobre quién cambia mejor los pañales. Ha llegado el momento de que dejen de cambiar de acera por la noche; de que las ataquen en manada; de que caminen cabizbajas por la calle aguantando estupideces; de que reciban comentarios por su vestuario y de que las llamen putas por ello.
Ha llegado la hora de castigar a los partidos políticos que impidan un cambio de verdad. Es el momento de pegarles un manguerazo y que suelten toda la caspa; de obligarles a que legislen a favor de una causa que es de todos; de que nos dejen de embaucar con huelgas a la japonesa; de que nunca más se vuelva a penalizar el aborto en la agenda de un partido; de que haya más ministros que ministras; de que haya más alcaldes que alcaldesas y ha llegado la hora de tener una mujer presidenta.
Ha llegado la hora de que abras los ojos. No importa lo que haya pasado ni lo que hayas dicho hasta ahora. Todos sin excepción estamos contaminados por un veneno llamado machismo que nos han inoculado desde el inicio de la civilización. Abre los ojos. Hazlo de par en par. Ábrelos para no cerrarlos nunca más porque el tren está en marcha y nadie puede quedarse en tierra.